Entre leones

Cataluña y las pifias del PP

No veas la que se ha liado con el artículo del jarrón chino ‘A los catalanes’. Los independentistas le han dado hasta en el cielo del paladar a Felipe González, y los constitucionalistas han respaldo su llamamiento al entendimiento para "seguir avanzando y resolviendo nuestros problemas".

Hasta el Gobierno se ha puesto del lado del expresidente, pese a que Felipe González les da cera a los chicos del PP al mostrar su desacuerdo con "el inmovilismo del Gobierno de la nación, cerrado al diálogo y a la reforma, ni con los recursos innecesarios ante el Tribunal Constitucional".

Pero no les importa, ellos se quedan con su posicionamiento al lado del Gobierno que hace en el añadido y pelillos a la mar: "Pero esta convicción, que estrecha el margen de maniobra de los que desearíamos avanzar por la vía del entendimiento, no me puede llevar a una posición de equidistancia entre los que se atienen a la ley y los que tratan de romperla".

Algunos analistas de cabecera de Moncloa interpretan la parrafada como una defensa implícita de la gran coalición entre el PSOE y el PP, que cotiza al alza en el Ibex 35 y que tiene en la lideresa andaluza Susana Díaz a su mayor defensora.

Nada de poner el acento en esa cuota de responsabilidad que tiene el PP ante un escenario más que preocupante en el caso de que la plataforma independentista gane las elecciones.

Nadie resalta la incapacidad de este Gobierno para el diálogo y el acuerdo, para atajar esta deriva practicando el arte de la política con mayúsculas.

Nadie quiere acordarse de esas campañas mediáticas patrióticas desmedidas contra el catalán y defensa del castellano que solo han servicio para avivar el independentismo.

Nadie contextualiza en estos días con la batería de recursos contra el Estatut que el PP presentó ante el Tribunal Constitucional en un acto irresponsable y electoralista y que sólo sirvieron para deslegitimar la voluntad popular expresada en referéndum.

Interesa lo que interesa: alejar a los socialistas de un posible pacto con Podemos, que, tal como dijo hace poco el infumable ministro de Asuntos Exteriores, sería "una maldición bíblica". Una maldición bíblica es no poder darle de comer a tus hijos, pichita mía.

Y leña a Mas y a los demás independentistas que son de goma.

Pero ahora lo van a arreglar todo internacionalizando la campaña de las elecciones catalanas, y quieren pasear a la mismísima Angela Merkel por las Ramblas para que convenza a los catalanes que mal negocio harán si votan la candidatura unitaria independentista.

Otro despropósito más que ya se veía venir cada vez que Margallo, ministro de Asuntos Exteriores, era el opinador oficial del Gobierno en un asunto territorial interno.

En fin, me temo muy mucho que Merkel, cuando aterrice en Barcelona, se limitará a tomarle las medidas a Cataluña para una futura incorporación a ese proyecto tan europeo de construir una valla de espinos contra la inmigración clandestina. Homologada por Bruselas, por supuesto.

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