Entre leones

Hombres de diálogo

Con los independentistas catalanes abriendo la puerta de salida de España –todas las encuestas les otorgan una ligera ventaja de cara a los comicios del próximo 27 de septiembre-, el ex ministro de Asuntos Exteriores, Josep Piqué, ha escrito un artículo en El País, que, bajo el título Catalunya/España: el día después, plantea la necesidad de "volver a la democracia" y vincula esta idea tan simple pero tan demoledora a la vez con "acuerdo, consenso, voluntad de integración, hablar, Constitución".

Piqué se muestra absolutamente convencido de que se abrirá una nueva etapa democrática, "plural, diversa y rica, y profundamente solidaria y llena de afectos y anhelos compartidos", para construir "una España y una Catalunya cada día mejores".

La fórmula de Piqué para el día después es la que debió aplicar el Gobierno de Rajoy cuando constataron que la deriva independentista de Mas iba totalmente en serio.

En vez azuzar el fuego de la confrontación, con campañas que, en manos de la caverna, resultaban insultantes hasta para los que no somos independentistas, el PP debió elegir esa senda del diálogo para abortar la tocata y fuga de Cataluña.

Es verdad que el Ejecutivo de Rajoy estableció como normal básica de su gestión gobernar de espaldas de la ciudadanía, a golpe de mayoría absoluta, pero no es menos cierto que en Génova hay suficiente materia gris como para darse cuenta de que lo de Cataluña no era una iniciativa promovida por cuatro perroflautas a los que podían desacreditar con varias informaciones bajo la consigna de "obligada publicación".

Pero está bien que un tipo de derechas como Piqué salga a la palestra para tender puentes razonables. Al menos, su artículo copa por un día la ‘cuota de pantalla’ casi diaria –también de obligado cumplimiento- que tiene asignada el actual ministro de Asuntos Exteriores, José Manuel García-Margallo, en el lío catalán.

Los independentistas van a acabar poniéndole un monumento en cada calle de Cataluña a este señor hábil en el uso de la palabra, encantado de escucharse, pero algo pirómano para ser un diplomático, ¿no?

Por cierto, otro hombre de diálogo, otro exministro de Asuntos Exteriores, el socialista Miguel Ángel Moratinos, reaparecerá públicamente el próximo lunes en San Roque (Cádiz) para hablar de cooperación entre el Campo de Gibraltar y Gibraltar.

Harto de que Margallo haya intentado construir sus variopintas políticas sobre la cenizas de su legado, Curro va a hacer uso de la palabra para recodarnos a todos que la senda del diálogo que Piqué propone para Cataluña también puede servir para restablecer la normalidad en el sur del sur de la Península Ibérica.

Ahora, con las cañas convertidas en lanzas, con la política fracasada de Margallo en relación a Gibraltar encima de la mesa, Moratinos mostrará a todos que el arte de la diplomacia no tiene nada que ver con las bravuconadas y los chistes cuarteleros de los que ha hecho gala Margallo desde que puso sus posaderas en Santa Cruz.

En cualquier caso, como ocurre también con Piqué, se agradece por higiene democrática que los hombres de diálogo sustituyan, aunque sólo sea por unas horas, a los políticos con incontinencia verbal como Margallo.

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