Entre leones

Abucheos

Como conté en un artículo titulado Los federales, en tiempos de Felipe González los comités federales del PSOE eran foros de discusión y decisión muy vivos, en los que se decían las verdades del barquero en un clima de camaradería y respeto.

Según cuentan los más viejos de estas citas en Ferraz, nunca nadie había recibido un abucheo del Comité Federal.

Pues bien, el portavoz del Grupo Socialista en el Parlamento andaluz, Mario Jiménez, fue abucheado el pasado sábado 30 de enero por el Comité Federal de PSOE tras acusar a su secretario general, Pedro Sánchez, de mancillar la memoria de los socialistas muertos al no defender al partido de los ataques de Podemos.

(Por cierto, algo por estilo le espetó a ZP Rajoy a propósito de las negociaciones del Gobierno socialista con ETA).

El desbarre de Jiménez, digno de un análisis psiquiátrico que precise la dosis de odio, inquina, poco sentido común y ventolera que contiene, forma parte de la estrategia que Susana Díaz puso en marcha para hacerse notar de nuevo en el Comité Federal del PSOE.

Primero, ZP se mostró convencido de que habrá nuevas elecciones. Después, Torres Mora y Díaz Cano, dos teólogos de cabecera de la lideresa, reactivaron el orgullo socialista con un artículo de obligada publicación contra el PP y Podemos.

Sobre un terreno plagado de emociones, Susana Díaz atacó antes de pisar el Comité Federal a Iglesias y defendió a Felipe González.

Todo para tumbar a Pedro Sánchez, que si perdía la votación, se tendría que marchar,  según pregonaban la lideresa andaluza y los suyos por los pasillos de Ferraz en un nuevo alarde de discreción.

Finalmente, la lideresa andaluza recogió velas de nuevo y apenas si arrancó que el congreso se adelantara un mes, en vez en junio en mayo, cuando ella quería que fuera en marzo.

A cambio, Pedro Sánchez le endosó una consulta de los pactos postelectorales entre la militancia que le rompió la mesa camilla que tanto gusta a Susana Díaz para sustentar su toma de decisiones.

El modelo es diametralmente diferente: el líder del PSOE deja en manos de la militancia una decisión capital, y Susana Díaz pretendía someterla a un alambicado y exclusivo proceso que incluye una consulta con mesa y mantel con lo más granado del Ibex 35.

Aunque a El País le parezca un sistema más propio de la CUP que del PSOE, la democracia recorre en estos días esos senderos de gloria. Desgraciadamente, en el periódico de referencia de la progresía española, no se han enterado aún que los tiempos están cambiando, y así les va. Le vendría bien una consulta con sus lectores para afinar en su línea editorial.

En definitiva, el ‘informe caritas’ del Comité Federal, chungo, muy chungo para los intereses del PSOE-A. Y no es para menos: el calendario que se le viene encima apunta a tiro en el pie.

De entrada, en abril, si Susana Díaz da el paso de presentarse a las primarias para la secretaría general, deberá abrir obligatoriamente el debate sucesorio en Andalucía. Todo eso, claro, si se repiten las elecciones.

Ni que decir tiene que la presidencia de la Junta y la secretaría general del PSOE son absolutamente incompatibles, salvo que Susana Díaz tenga el don de la ubicuidad y pueda solventar el paro en Andalucía mientras aborta la deriva secesionista en Cataluña y se toma un tinto de verano con ensaladilla rusa y le da un bibi a su churumbel.

En fin, lo mínimo que se despacha en las actuales circunstancias es la convocatoria de un Comité Director para que Susana Díaz explique hacia dónde está llevando al PSOE-A y pueda enjaretar un discurso que vaya más allá de la unidad de España y olé. ¡A ver quién es el valiente que le pone el cascabel a la lideresa y le dice que el espejito mágico le está vacilando!

Por cierto, a los dirigentes socialistas andaluces en general habría que explicarles que lo que realmente ha mancillado la memoria de los socialistas que descansan en paz son los casos de corrupción en Andalucía,  con el fraude de los ERE y los cursos de formación a la cabeza, y el clientelismo y el pesebrismo. Mientras no entiendan esa verdad, corren el riesgo de instalarse definitivamente en el ridículo.

Más Noticias