Entre leones

Por el bien de España y el PP

"Señorito andaluz que pasas con tu caballo y no dices ni buenos días. Si tu caballo cojeara, otro gallo te cantaría". Este cante de José Meneses, un gran cantaor comprometido política y socialmente hasta las trancas, resume lo que le está pasando a Mariano Rajoy, líder del PP y presidente en funciones del Gobierno de España.

El caballo cabroncete que ha montado los últimos cuatro años, con el que ha pisoteado a diestro y siniestro derechos y libertades, con el que ha amenazado a cualquier colectivo o marea que cuestionara sus recortes y sus decretos leyes, con el que se ha paseado sin despeinarse por el problema catalán, con el que ha chuleado a las clases medias y trabajadoras, con el que ha exhibido esa eficacia eficiente de cuarto y mitad, con el que ha galopado tras comisiones y cajas b, empezó a cojear de forma ostensible a partir del 20-D.

Parecía que podría seguir gobernando tras lograr que el PP fuera el partido más votado: 33 escaños más que el PSOE. Pero un mes y pico después, a Rajoy solo le quedan derrotes. Ya no le merece la pena ni mover los hilos de la chirigota mediática para intentar que Pedro Sánchez no logre la investidura y forzar unas nuevas elecciones.

Ni tan siquiera Susana Díaz, su aliada coyuntural por la vía de las amistades compartidas en el Ibex 35, le va a poder echar un cable en esta ocasión.

Después de que hayan trascendido las diferencias con Felipe VI en la designación de Pedro Sánchez como aspirante a la presidencia del Gobierno, a Rajoy, culo en tierra, solo le queda recoger sus habanos y enfilar la puerta de salida.

Es lo mejor para España y para su partido.

Es lo mejor para España porque ningún país medianamente serio y consolidado democráticamente puede estar en manos de un partido que mientras defiende que Hacienda somos todos, crece y crece sobre una caja b llenita de mordidas y otras mangancias vitaminadas.

Y es lo mejor para el PP porque una sentada en la bancada de la oposición es la única forma de iniciar una regeneración profunda tras haberse convertido en un partido corrupto en media España.

Rajoy, como buen patriota que se cree, entenderá que una pronta tocata y fuga es el último gran servicio que puede hacer a España y a la mayoría de los españoles. A buen seguro que él no nos echará de menos, ni nosotros tampoco ni a él ni a su caballo, claro.

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