Entre leones

Conclusiones y pálpitos

Dos días después de que Mariano Rajoy ganara de nuevo las elecciones legislativas y Pedro Sánchez evitara el ‘sorpasso’ de Unidos Podemos sobre el PSOE en votos y escaños, Susana Díaz, la todopoderosa lideresa del socialismo andaluz, se avino a ser entrevistada por Pepa Bueno en ‘Hoy por hoy’ de la Cadena SER.

La extremeña, una periodista de bandera, conserva ese puntito de autonomía y decencia que hacen que el oyente se crea que plantea todas sus entrevistas con criterios puramente profesionales. Y así fue para disgusto de Susana Díaz, que, desde que tocó pelo presupuestario, se ha malacostumbrado a esas preguntas tan facilonas que empiezan con "dígame usted, señora presidenta". Pepa Bueno las elabora mucho más, y sabe dónde duele. Por ejemplo, el peligro de que el PSOE quede reducido al ‘partido del Sur’.

En fin, de la entrevista, yo saqué varias conclusiones y tuve algunos pálpitos.

La primera de todas es que Susana Díaz se va a presentar a la secretaria general del PSOE. Me da que prefiere no competir y por eso aspira a que Pedro Sánchez tire la toalla y le deje el camino expedito. Es decir, sin el engorro de unas primarias que dan voz y voto a la militancia. Todo por el bien del PSOE, claro, y sin hacer leña del árbol caído (¿?). Como si ella fuera de otro árbol, ¿no?

La segunda es que para llevarle el grupo parlamentario tiene previsto confiar en Eduardo Madina, con sus diputados andaluces en estado de alerta permanente.

La tercera es que Susana Díaz no tiene la más mínima intención de dejar la presidencia de la Junta de Andalucía y, por tanto, pretende compatibilizarla con el primer sillón de Ferraz.

Susana Díaz y su gente del PSOE-A están en su derecho de no conformarse con los peores resultados de la historia del socialismo democrático español y postularse como alternativa a Pedro Sánchez y a los suyos.

Pero deberían admitir que ellos han sido corresponsables de la falta de unidad que ha debilitado al PSOE en los dos últimos años. El frente de los barones críticos, aliñados y azuzados por la lideresa andaluza contra su secretario general, ha generado continuas filtraciones a periodistas de cabecera que han dañado al partido y al líder en plenas campañas electorales. Solo en la última se aparcó algo esa tendencia suicida, pero como se ha visto también había mucho de engaño y postureo. Pero bien.

En cualquier caso, ojalá Susana Díaz se tenga que someter a unas primarias entre la militancia, que tiene todo el derecho del mundo a bendecir a su líder y decidir si el PSOE se reconvierte o no en un cuartel.

En cuanto a Eduardo Madina como encargado en el grupo parlamentario, pues qué quieren que les diga: el vasco tiene más flancos que el Séptimo de Caballería en Little Big Horn. Pero en el PP y el Ibex-35 van a estar encantados de tener a tan buen muchacho –el perfecto encargado, un buen político de salón- al frente de la cosa parlamentaria socialista. Pero bien.

Hay dos cuestiones sobre las que discrepo abiertamente. Para ellas no tengo ningún 'pero bien’ sarcástico. La compatibilización de la presidencia de la Junta y de la secretaría general del PSOE me parecería un craso error. No se puede estar en misa y repicando.

Y, sinceramente, creo que en el retroceso electoral experimentado por el PSOE-A ha influido lo suyo la parálisis que sufre el Gobierno andaluz.

Y, por último, no comparto que el PSOE saliera perjudicado en las pasadas elecciones por el presunto temor a un acuerdo con Unidos Podemos. Es verdad que en la militancia socialista había cierto rechazo a pactar con el partido de Pablo Iglesias, pero era mucho mayor el temor a una gran coalición con PP y Ciudadanos.

De hecho, facilitarle ahora la investidura a Mariano Rajoy sería el principio del fin: de entrada, convertiría a Pablo Iglesias en el líder de la oposición, y de salida, tornaría al PSOE en cómplice de un PP que, aun ganando las elecciones, sigue siendo sinónimo de corrupción y recortes.

La mayoría de la militancia no perdonaría tamaña traición a sus principios aunque sea por el bien de España y las puertas giratorias, claro.

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