Entre leones

La mala educación

Se veía venir por las portadas de El País, que sigue en guerra de guerrillas contra Pedro Sánchez para mayor gloria del PP, que es el principal paganini y beneficiario de los cates.

Que si el PSOE de Andalucía no asumirá la plurinacionalidad, que Edu Madina, el gran Edu Madina, se ha tenido que marchar por culpa de Pedro Sánchez, que mira que echar al pobre Alfonso Guerra de la Fundación Pablo Iglesias, que pitos y que flautas.

El rotativo puso la guinda a este nuevo episodio de periodismo por encargo con una encuesta de El País para Metroscopia –no confundir con las que son a la inversa- en la que sorprendía a propios extraños con un dato de Expediente X: los votantes socialistas prefieren como aliados a Ciudadanos.

No se lo creen ni ellos, pero a Susana Díaz le venía como anillo al dedo para arrancar demoscópicamente la revancha contra Pedro Sánchez. No en vano, ella ha abrazado a los naranjitos como si fueran de su propia cosecha ideológica.

Así las cosas, en el congreso del PSOE-A, Susana Díaz no defraudó a los suyos cuando convirtió la cita en una especie de ratonera para Pedro Sánchez, el secretario general de todos los socialistas (incluidos ellos mismos, ¿no?)

La lideresa andaluza escenificó la división interna existente cuando pidió públicamente a Pedro Sánchez que "no me hagas elegir entre dos lealtades". Se refería al PSOE y a Andalucía.

A ver, a ver, ¿no eligió Susana Díaz el PSOE cuando decidió presentarse a las primarias para liderarlo? ¿Esta deriva andalucista no sabe a segundo plato?

Lo dicho, con las orejas aplaudían los del PP. ¡Olé y olé, mi Susana!

Pero el momento más desagradable de la cita sevillana se produjo tras clausurar el congreso Pedro Sánchez. Más allá de que sonara el himno andaluz o la Internacional (ya puestos, ¿por qué no el himno nacional que tanto le gusta a la presidenta andaluza si es a ritmo de pasodoble?), es impresentable que ni Susana Díaz ni nadie de su nueva Ejecutiva Regional acudiera al encuentro del secretario general de todos los socialistas para escenificar un final de ‘unidos por el PSOE’.

Si hasta abrieron las puertas cuando Pedro Sánchez empezó a hablar...

No es sólo torpeza política, no es sólo miopía política, no es sólo mala baba, no es sólo odio tibetano, no es sólo un puntazo de locura colectiva, no es sólo falta de respeto, es mucho peor: es mala educación.

Y la mala educación, visto desde la perspectiva ciudadana, es un seguro pasaporte para el puerta y calle en las elecciones autonómicas de 2019. Quizás sea la única forma de acabar con esta deriva, ¿no?

Porque eso es lo que le espera a este PSOE-A esperpéntico y de patas cortas, convertido en una especie de macrosecta políticosocial que camina por los mismos senderos que llevaron al PSC de Iceta al banquillo de los acusados de la gloriosa Comisión Gestora.

Es así, incluso peor, pero hasta el espejito mágico se ha dado de baja.

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