Entre leones

Más desarme que rearme

Un día antes de que Pedro Sánchez recibiera en Moncloa a Quim Torra, Inés Arrimadas declaró enEl Mundo que "Pedro Sánchez está permitiendo que el separatismo se rearme". ¡Toma ya!

En un acto de política preventiva excesivo, la lideresa catalana de Ciudadanos criticó por tierra, mar y aire el intento de Pedro Sánchez por instalar la normalidad en Cataluña.

Arremetió contra el acercamiento de presos a cárceles catalanas, enterró el bloque constitucional por entender que el PSC está pactando de facto con los independentistas, se erigió en la portavoz de "más de media Cataluña", lamentó que el Gobierno no esté dando ni palo al agua ante una sociedad que sigue fragmentada.

A mí me da que a Arrimadas y a Ciudadanos se le está acabando el chollo de los vasos comunicantes y han tenido que recurrir al tremendismo, sabedores de que no van a poder cosechar tantos votos en un eventual escenario de no confrontación continua con los independentistas.

En definitiva, han optado por sacar los pies del tiesto, por salir por peteneras, por escorarse más a la derecha.

Les guste o no, la llegada de Pedro Sánchez al Gobierno ha inaugurado una etapa de distensión entre el Gobierno de España y laGeneralitat.

Es verdad que persisten las diferencias, pero las formas son otras. Y eso se está notando ya en la propia sociedad catalana, que estaba hartita de tanta bronca, de tantos golpes de pecho.

Y el encuentro entre Sánchez y Torra lo puso claramente de manifiesto. El deshielo escenificado por ambos ante la fuente monclovita en la que Antonio Machado se declaró a Guiomar tiene una gran simbología.

Es a fin de cuentas el mismo Machado que querían quitar del callejero de Tarragona unos individuos que militan en el independentismo y en el analfabetismo funcional. Estamos de acuerdo que hay que estar algo pirado para arremeter contra el poeta sevillano, ¿no?

En fin, con esa tenaz visión constructiva que mostró ante un Torra enrocado en el ‘procés’ y obsesionado con el derecho de autodeterminación, Sánchez dividió un poco más al separatismo, que ya debe tener claro a estas alturas que más del 60% de los catalanes están por elevar las cotas de autogobierno y tan solo un 20% por la independencia.

Más que rearmarlo para que continúe con el disparate, el presidente del Gobierno lo está desarmando, para que se reinstaure el senyy la normalidad, para que el paro y la lucha contra la pobreza tengan más peso en la agenda catalana que la autodeterminación a ninguna parte.

Y lo está haciendo con concesiones y gestos dentro de la más estricta legalidad, mostrando firmeza sin saña.

Por eso, por todo eso, no acabo de entender por qué Arrimadas y Ciudadanos estén tan enfadados con Pedro Sánchez. ¿Les molesta quizás que haga valer la Constitución con convicción y buenas formas? ¿Les incomoda a lo mejor que defienda la unidad de España sin patrioterismo?

Quizás sea eso, que si los independentistas pierden fuelle se acabó la broma del naranjito, ¿no?

 

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