Entre leones

Supongamos que gana Pedro Sánchez

La semana pasada, Susana Díaz, con los avales recién contados, salió en una entrevista amiga en RNE diciendo que las primarias las tenía ganadas. Hasta en la feria de Sevilla, antes de que se hicieran públicos los resultados, se contaba y se cantaba por sevillanas "62, 62, 62".

Cuando medio encajó que le había sacado a Pedro Sánchez tan solo 6.000 avales -y sin disculparse por el hashtag #pucherazosanchez-castejon de los suyos y sus insinuaciones-, la lideresa andaluza siguió de sobrada y tachó al madrileño de "segundón".

Como siempre, con la prepotencia que le viste y calza, recurrió a la retahíla de que cuando ella se presenta a un proceso electoral, gana "bien". Es verdad, fue en los últimos comicios andaluces pero lo hizo con los peores resultados cosechados por el PSOE-A en toda su historia.

Es decir, que, aunque las cañas se le han vuelto lanzas, Susana Díaz sigue a su bola, de derrotes, de ganadora, arrasando sin arrasar, ganando sin bajarse del autobús, avasallando sin despeinarse su melena rubia nacional.

Aunque en este país aliñado por los cuatro costados es casi delito, hagamos un ejercicio práctico muy interesante: supongamos por un momento que Pedro Sánchez gana de forma entre clara y muy clara las primarias socialistas.

Y que lo hace en base a que los 6.000 avales de diferencia que le ha sacado Susana Díaz son una ventaja nimia que el 21 de mayo, en las urnas, va a superar con holgura.

Supongamos que Pedro Sánchez gana las primarias porque los avales recogidos por Susana Díaz (59.390) son su techo electoral y los cosechados por él (53.117) representan un suelo extraordinario.

Por cierto, una diferencia que queda reducida en verdad a un empate técnico si se tiene en cuenta que el pedrismo logró esa cifra sin aparato, sin censo, sin poder institucional y sin liberados. Una heroicidad que ha dejado a Susana Díaz sin poder conjugar el verbo arrasar. Sí, porque la estrategia de la lideresa andaluza era poner los avales encima de la mesa, compararlos con los justitos de Pedro Sánchez y Patxi López y galopar toda la campaña como caballo ganador.

Supongamos que Pedro Sánchez gana las primarias porque sigue en lo alto de una ola que no para de crecer alimentada por la ilusión y la esperanza de una gran parte de la militancia, pero impulsada también por los desbarres de la mayoría de los medios y de la ONG Tertulianos SA, que son incapaces de contar la verdad porque no les gusta, por los ataques de barones a la violeta y por los desvaríos de la gerontocracia socialista.

Mientras tanto, Susana Díaz no alcanza a ver aún el gravísimo problema de imagen pública que tiene, que se ganó a pulso en aquellos idus de octubre que tanto dañaron la imagen del PSOE-A y de la propia Andalucía.

Supongamos que Pedro Sánchez gana las primarias porque los alcaldes del susanismo, agentes electorales extraordinarios sin ningún género de dudas, no van a poder mantener la tensión generada en la recogida de avales y muchos optarán por ponerse de perfil, sabedores de que los socialistas votan a quien les da la real gana.

Supongamos que Pedro Sánchez gana las primarias porque los militantes socialistas andaluces castigan en su voto secreto el trágala de hacer compatible la presidencia de la Junta con la secretaría general del PSOE.

Supongamos que Pedro Sánchez gana las primarias porque sus avalistas están muy movilizados y con unas ganas locas de votar por un PSOE autónomo y de izquierdas.

Supongamos que Pedro Sánchez gana las primarias porque los seguidores de Patxi López se enteran de que Felipe González y Rubalcaba mecen esa cuna para favorecer a Susana Díaz y se pasan al pedrismo el mismo 21.

Supongamos que Pedro Sánchez gana las primarias porque los nuevos casos de corrupción del PP refuerzan aquel ‘no es no’ a Rajoy y dejan con el culo al aire a los socialistas abstencionistas.

Supongamos que Pedro Sánchez gana las primarias porque la votación de los Presupuestos ha puesto de manifiesto que Rajoy no necesitaba para nada al PSOE y que la Gestora le entregó gratis la presidencia del Gobierno.

Pues eso, que Pedro Sánchez gana las primarias, y a mí me gustaría plantear una batería de preguntas que están en el aire: ¿Tiene el PSOE andaluz un plan serio para afrontar la derrota interna?, ¿es consciente que se expone a una severa derrota electoral en Andalucía?, ¿se recobrará la sana costumbre de ejercer la autocrítica en el Comité Director?, ¿se responsabilizará alguien del descalabro?, ¿sabremos la identidad del sargento chusquero que ha diseñado este disparate?, ¿se revisará el papel del socialismo andaluz durante los últimos años?, ¿se reprenderá a todos aquellos que han pulsado el botón de ajuste de cuentas en los últimos meses?, ¿se urgirá al Gobierno andaluz a que se ponga las pilas y se dedique a gestionar en vez de a contemporizar?, ¿se empezará a elegir a sus miembros por su nivel de competencia y no por puro amiguismo?

En fin, un apunte final, los pedristas, como dijo recientemente el alcalde de San José del Valle, Antonio González Carretero, en un mitin con el madrileño en Jerez, no tienen miedo, ningún miedo a la libertad. Por eso también, Pedro Sánchez va a ganar las primarias socialistas el próximo 21 de mayo.

PD: (1). Por cierto, a ver si ganando Pedro Sánchez los editores de El País deciden devolvernos el periódico a sus lectores. El último editorial Primarias para qué, un canto repugnante al miedo como arma política, supone un nuevo acicate para votar al madrileño. El tal Urkizu hizo un día antes el mismo discurso en RNE. Entre estos desbarres, las portadas de ABC y La Razón y los elogios de los dirigentes del PP –el último fue Javier Maroto, que se empeñó por cierto en llamarla todo el tiempo Susana Díez-, la lideresa andaluza va camino de debutar como telonera de Rajoy.

(2). El alcalde de Alcalá de los Gazules, Javier Pizarro, recibió el pasado viernes a Pedro Sánchez en la cuna del socialismo andaluz a pesar de que a la superioridad susanista no le hizo mucha gracia. Le honra el gesto siendo dependiente de ayudas y subvenciones autonómicas y provinciales y seguidor de Patxi López. Por cierto, en esta emblemática agrupación, los avales logrados por Susana Díaz fueron de vámonos-que-nos vamos, fruto de una generosidad salomónica.

(3). Pedro Sánchez llenó ayer en Elche. Sí, el mismo Elche donde Susana Díaz acumuló el enésimo pinchazo. A ver en cuántos medios de comunicación lo ponen. Ni en radio-taxi.

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