La revuelta de las neuronas

¿Quién es el dueño de esta pocilga llamada Madrid?

barrenderosAl mejor estilo Clint Eastwood protagonizando su película Sin perdón, parece haber comenzado la huelga indefinida de los y las trabajadoras del servicio de limpieza y jardinería en Madrid. La pocilga a la que se enfrentan es la ciudad de Madrid, esa ciudad que se ha gastado en los últimos 10 años 6536 millones de euros para unas Olimpiadas que no eran suyas, lo eran de las constructoras. La lumpen oligarquía ha convertido una ciudad como Madrid en una pocilga, donde las constructoras se revuelcan como cerdos en el lodo y la piara de gobernantes gira gustosa a su alrededor. Los gestores públicos de una ciudad son los encargados en última instancia de garantizar a la ciudadanía, un buen servicio de limpieza y unas condiciones dignas de trabajo a los trabajadores. Ana Botella se desentiende de la huelga de limpieza porque dice que es un servicio externalizado y por lo tanto, son la empresa y los trabajadores quienes tienen que resolver sus desencuentros. Pero no es cierto, porque se utiliza a la policía que pagamos todos con nuestros impuestos a vigilar de cerca e intimidar las concentraciones de los trabajadores y se imponen abusivos servicios mínimos para minimizar el impacto de la huelga.

El modelo de gestión que aplican nuestros representantes esta pensado para que las instituciones públicas, se conviertan en los principales yacimientos de mercado para constructoras, bancos y especuladores. Su gestión es aquella que busca favorecer la inversión privada en todo lo que atañe a los servicios públicos, borrando así, lo que hace de ellos ser derechos colectivos para transformarlos en servicios individuales de pago. Un modelo donde las instituciones públicas se desvinculan de sus obligaciones con la población, busca también, que la población se desentienda de su papel como ciudadano y reclame bajadas de impuestos porque previamente se denigra lo público, y así se les empuja a consumir servicios y despreciar los derechos. Al final, toda esa renta disponible causada por la bajada de impuestos, pasa a engrosar las cuentas de esas empresas que ofrecen pólizas sanitarias, colegios privados o servicios de limpieza. Tratar de compaginar un buen servicio de limpieza junto con la rentabilidad esperada que buscan las constructoras resulta complicado: demasiados costes de salario, demasiados empleados y demasiada limpieza. Ya nos avisó la alcaldesa Ana Botella cuando ponía el acento en el hecho de que los madrileños se han acostumbrado a un alto nivel de limpieza, dando a entender que el ayuntamiento comprende las razones que animan a las constructoras a despedir personal.

Casualmente, suelen ser esas mismas empresas que se han estado beneficiando a lo largo de todo el ciclo del boom inmobiliario con las concesiones públicas, las que han estado –presuntamente- financiando al Partido Popular, y son las mismas que gestionan las contratas públicas en muchos servicios e infraestructuras. En Sanidad por ejemplo, la Comunidad de Madrid paga 45 millones de euros al año a las constructoras Sacyr, FCC, OHL, a modo de alquiler por los 5 hospitales construidos en Coslada, Parla, Sureste, Torrejón y Vallecas. ¿Saben qué empresas empezaron a gestionar los servicios de limpieza y jardinería en Madrid a partir del pasado mes de enero? ¿A qué empresas pertenecen los directivos que han sido imputados por la trama Bárcenas? Siempre aparecen los nombres de las mismas constructoras: Sacyr, FCC, OHL, esas que hoy plantean un ERE en el servicio de limpieza y jardinería de 1134 trabajadores y la reducción del salario en un 40%, teniendo en cuenta, que los salarios de los que hablamos oscilan entre los 600 y 1200 euros. ¿Saben cuánto ganó en 2011 el presidente imputado de OHL Juan Miguel Villar Mir solo en concepto de dietas? 85,000 euros. ¿Saben cuánto pagó Villar Mir a la Fundación FAES presidida por Aznar a lo largo de 10 años? 450.000 euros. Como ven todo queda en familia. Gal_BotellaPremioVillarMir_1

¿Por qué hay que apoyar la huelga? Porque es una huelga en defensa de los puestos de trabajo y contra su precarización, porque al igual que ocurre con la mayor parte de la ciudadanía continúan pagando las víctimas de la crisis y se siguen beneficiando sus culpables. Porque como sucede con la sanidad o la educación, el servicio de limpieza y de jardinería abarca además del estricto aspecto laboral, la degradación de un servicio que impacta directamente sobre el total de la población que observa como la ciudad pierde calidad e higiene. Aunque solo con tener un mínimo de respeto a la dignidad de las personas que te limpian tu mierda todas las noches debería ser razón suficiente. Habría que ser muy hipócrita para criticar a los huelguistas excusándose en la suciedad que provoca su inactividad, cuando se mira para otro lado mientras una casta de ricos y especuladores llevan años y años ensuciando y traficando con nuestros derechos e impuestos. Los únicos culpables son las constructoras que gestionan los servicios y el ayuntamiento de Madrid que se los regala y no pide cuentas. Ya va siendo hora de que el pueblo limpie a fondo Madrid, esa ciudad que una élite de puercos ha convertido en una sucia pocilga para la mayoría y en un cuento de hadas para la minoría. Sin perdón.

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