La revuelta de las neuronas

Inseparable binomio: democracia y eficacia

La Asamblea ¡Sí se Puede! de Podemos no ha terminado en el encuentro presencial de Vistalegre, tampoco empezó el 18 de untitledoctubre. Todo este proceso de deliberación popular, continúa hasta el próximo 15 de noviembre cuando se elijan por votación abierta a los cargos de responsabilidad, previa votación de los borradores éticos, políticos y organizativos hasta el 26 de octubre a las 23:59. Podemos está haciendo de su proceso interno un ejercicio público y abierto de la discusión política. No se ha escondido de nadie ni de ningún foco, nuestras ventanas son amplias y transparentes a ojos y oídos de todo el que quiera mirar y escuchar, de ahí que provoque tanto ruido.  En una cultura que instala a  la política como una decisión relegada al ámbito de lo privado, puede resultar chocante un debate de puertas abiertas y sin trabas a la exposición pública, de todo un abanico de posturas y opiniones. Llevamos tantos años ciegos, que algunos no ven bien y confunden, el sano debate entre demócratas, con motines. Empero, hay que decirlo claro: La política no es un taller de risoterapia, tampoco es una actividad empalagosa, lo cual no exime de que esté cargada de alegría y pasión. Es de saludar que se defiendan visiones en desacuerdo; Discutir, debatir y plantear proyectos distintos para que puedan elegirse entre mucha gente es bueno;  eso no significa tratar al otro como un enemigo, es política. No existe en Podemos el soberano hobbesiano que trata como un enemigo al rebelde, porque no hay súbditos.

Malo sería, tener que arreglar los consensos con pactos por debajo de la mesa y falsos apretones de mano, sin perspectiva ni estrategia alguna, solo para quedar bien de cara a la galería. No es nuestro estilo. Esa visión ausente de conflicto, nos exhorta a vivir la política de puertas para adentro y estanca la vitalidad de los cambios que nacen de las diferencias. Es bueno que se lleguen a acuerdos, pero no todos los acuerdos son siempre necesariamente buenos. Parafraseando a Adam Smith, en las organizaciones donde las opiniones son variadas, obligan a sus participantes a innovar para sortear las dificultades; donde no se ejercita la imaginación se pierde la costumbre de desplegarla. Fuera de toda paranoia estalinista que busca conspiraciones porque es incapaz de comprender el disenso, la tensión es una cualidad democrática que mantiene la imaginación despierta, e independientemente de la posición que se defienda, su inexistencia esquilma las pasiones que hacen posible el encuentro y la innovación.

Se ha dicho que en la propuesta de Claro que Podemos, el equipo que encabeza Pablo Iglesias, solo va a existir una sola voz. No es cierto. Es un secretario general, pero la portavocía no se reduce a una persona, es tan coral como cargos de responsabilidad que se ocupan. Recae la acusación de asemejarse a la estructura de los partidos clásicos, también es falso, la propia Asamblea ¡Sí se puede! da muestras de lo contrario. Las decisiones fundamentales tales como, la votación abierta de todos los cargos internos, la elaboración colaborativa del programa electoral, la configuración de las listas, la decisión de los pactos postelectorales sometidos a la decisión colectiva de la asamblea, junto con la capacidad revocatoria de los cargos responsables, son propuestas que no tienen parangón en nuestro país. Podemos tiene que ser una herramienta de transformación política capaz de competir en un terreno con reglas no elegidas. Podemos es una palanca para facilitar desde las instituciones cambios socioeconómicos, es un dique democrático contra las políticas de austeridad y el empobrecimiento. Pero no debe recaer sobre Podemos, toda la tarea de hacer realidad el conjunto de las aspiraciones sociopolíticas, no hay que centrar en Podemos toda forma de cambio molecular, es el movimiento popular y su tejido comunitario quien debe fraguar nuevas formas de relacionarse en la cotidianidad. Podemos debe ponerse a su servicio.

La transformación, para ser tal cosa, debe partir de la realidad material, esto es, partir de los distintos rasgos y condiciones que definen el estado de las cosas y la vida de la población en un momento dado, el actual exactamente. La democracia, no se construye en la abstracción de los postulados al margen del demos. Hay que edificar con los hombres y mujeres de hoy para construir el mañana, porque para ser democracia, todo el mundo debe poder tener algo que decir, no solo unos pocos y eso requiere distintos tiempos, modos, intensidades y modelos de participación ciudadana. Democracia y eficacia, es el binomio que defiende el equipo Claro que Podemos para ganar las elecciones y cambiar este país a mejor. Una no va sin la otra, eficacia sin democracia es un modelo sin principios ni objetivos, como un pollo sin cabeza, democracia sin eficacia es pura impotencia.

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