La revuelta de las neuronas

No es la corrupción del modelo, el modelo es la corrupción

No es la corrupción del modelo, el modelo es la corrupción

 

"La corrupción y la falta de aptitud para la vida libre, nace de la desigualdad que existe en la ciudad, para establecer la igualdad es preciso recurrir a muchas medidas excepcionales, que pocos saben o quieren usar" Maquiavelo

 

Se nos suele presentar la corrupción como la actitud desviada de una persona con respecto a una serie de normas a las que hace caso omiso, y decide saltárselas para sacar en provecho propio, algo que de no traspasar  sus límites, jamás habría conseguido. La corrupción vista así apela a un escenario donde el corruptor, guiado por su inmoralidad personal cree posible evadir el castigo que supone saltarse la norma y conseguir unos beneficios que superan con creces la posibilidad de ser atrapado. Creo que esta es una lectura de la corrupción bastante funcional con la corrupción, dado que, achaca toda la culpa y por lo tanto la deuda con la sociedad, a las personas con nombre y apellidos. Por supuesto que son culpables, eso no lo niega nadie, pero si nos fijamos demasiado en la cara de los que salen en la foto nunca podremos observar el plano y paisaje general.

La palabra corrupción proviene del latín corruptio, que dividida en su raíz etimológica podemos apreciar como "cor" es una adaptación del prefijo "con" (conjunto, global) y "ruptio" procede de rumpere (hacer estallar, quebrar). Por lo tanto, corrupción no quiere decir otra cosa más que romper lo que nos junta, violar el nexo que busca el bien común. Sabemos que una sociedad funciona cuando existen buenas leyes, que a su vez, para que adquieran sentido social deben sostenerse sobre buenas costumbres y no pueden existir buenas leyes cuando las costumbres son corruptas. En 2007 el impuesto de sociedades recaudaba 40.000 millones y en 2012 no superará los 22.000 millones, mientras que el IRPF aporta casi 10.000 millones más con respecto a 2007, teniendo en cuenta que la inflación sube al 2% y los salarios no aumentan más que el 0,5%. Además, los que declaran ganar menos de 33.000 euros al año (8 de cada 10) aportan el 27,3% del total de la recaudación, mientras que quienes declaran ganar más de 175.000 euros, (un 0,4%) aporta solo el 16,3%. A esto le podemos sumar que el peso que tiene el salario sobre la totalidad del PIB no ha dejado de descender, pasando del 54,5% en 2006 al 46% en 2011.

La corrupción que se escribe con minúscula es una forma de obviar la que tiene lugar a diario y que siempre es más mayúscula, en tanto y cuanto, reducimos el zoom y podemos atisbar la lógica corrupta del mercado que se sostiene por la tan apreciada estabilidad política que reclaman los burócratas de Bruselas. La corrupción no es una consecuencia meramente moral de criminales como Bárcenas, o el caso Palau, ha sido la condición necesaria para urdir el modelo español del ladrillo. El dinero invertido por los grandes bancos en busca de una vuelta más lucrativa –entre 2005 y 2008, 320.000 millones-, se articula de tal forma que las contratas  públicas van a parar a manos privadas. Mientras funcionaba el espejismo del crédito a mansalva y el centinela de la democracia se queda durmiendo, han aprovechado para, como dicen en la Argentina, "serrucharnos el piso". Díaz Ferrán, ese que recibió la medalla del mérito al trabajo de mano del PP, es la expresión de toda una casta patronal que vive del erario público y estafa a los trabajadores. No llegaron ni a ser burguesía, por eso son lumpen-oligarquía.

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