Jose A. Pérez

Diosas y monstruos

Mi amigo Juan Herrera, veterano en esto de los esparajismos catódicos, sostiene que en televisión sólo triunfa la belleza y la monstruosidad. El terreno intermedio, la mediocridad, la medianía física es la que conforma la vida. Y la vida, tal cual, no es televisiva. En los viejos tiempos, la tesis de lo bello y lo monstruoso se aplicaba sólo a los programas de entretenimiento y a la ficción, pero desde hace unos años la epidemia ha contagiado a los telediarios. Ahora (casi) todas las presentadoras de informativos, jovencísimas y perfectamente simétricas, parecen recién salidas de un anuncio de cerveza.

Cuento esto porque, a finales de la semana pasada, la BBC anunció que estaba buscando una mujer mayor para presentar un informativo. "Con canas", decía su comunicado. La cadena inglesa tomaba esta decisión de marketing para contrarrestar la lluvia de sopapos recibida tras la limpieza de veteranos y veteranas que ha llevado a cabo en su seno (limpieza similar al arrebato prejubilatorio de TVE). Ahora, claro, los rostros de la BBC son todos angeliciales y cuasinfantes. Y en el fondo, no está mal que sea un busto pin-up quien te lea las miserias internacionales de la jornada. Siempre y cuando, por supuesto, asumas que se trata de espectáculo. La realidad no tiene nada que ver con esto.

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