Salud mental en tiempos difíciles

Emigrar con derechos se puede acabar

La historia de la humanidad es en gran parte, tal como se ha dicho muchas veces, la historia de las migraciones, la historia de hombres y mujeres que se pusieron en marcha y tuvieron la oportunidad de alcanzar nuevos horizontes. Sin embargo, en el mundo de hoy es cada vez más constatable que emigrar con oportunidades, con derechos, lleva camino de acabar siendo eso, historia.

Así ya hoy, por ejemplo, como señala el estudio Itineris, financiado por la Unión Europea, el 30% de los inmigrantes españoles que han llegado a Brasil en los últimos años se hallan indocumentados. Es sabido que Brasil fue uno de los primeros países que comenzó a plantear la política de reciprocidad en las condiciones de aceptación de los inmigrantes, por lo que los españoles que emigran a este país son tratados con la misma moneda de dureza que los brasileños en España. Y en esta línea, cada vez más países están restringiendo los derechos de los inmigrantes

Tal como están evolucionando las políticas migratorias en gran parte del mundo es previsible que en no mucho tiempo emigrar con derechos sea una opción solo asequible para ricos, algunos profesionales muy delimitados y poco más. En el caso español, estamos viendo cómo la lamentable situación que prácticamente impedía la migración con derechos a España a los inmigrantes que provenían de África, Asia, Latinoamérica... se nos aplica también ahora a nosotros cuando queremos emigrar. Y es previsible que si como consecuencia de las repetidas crisis del sistema, la emigración se incrementara, estas barreras se irían haciendo cada vez más altas, incluso dentro de Europa, por lo que la emigración podría llegar a convertirse en una situación de alto riesgo. .

En el mundo de hoy, caracterizado por la enorme mejora de las comunicaciones, considero que se están polarizando las condiciones en las que se da la migración y que nos hallaríamos ante dos grandes tipos de personas que emigran en situación opuesta:

- Por un lado, los ricos que viven una migración incomparablemente mejor que la de las épocas anteriores: pueden residir donde quieren, ir y venir cuando les place a su país de origen en pocas horas, traer a sus familiares. Nunca emigrar fue tan fácil en un mundo cada vez más plano. Ahora mismo en España si un extranjero se compra un piso o una casa le otorgan  automáticamente el permiso de  residencia. Llama la atención que en este caso no se necesiten  informes de arraigo, poseer conocimientos de la lengua del país de acogida, y todas esos requisitos tan pesados que se exigen a los otros inmigrantes. Con una firmita en un talón se arregla todo. Tan ricamente

Y además los pisos que estos ricos compran ahora  a precio de saldo son en gran parte pisos procedentes de desahucios,  y para más inri en buena parte proceden de inmigrantes desahuciados, ya que según datos de la PAH el 38% de los desahucios son de inmigrantes, aunque solo son el 14% de la población española. (Aquí quiero puntualizar que el término inmigrante  considero que se debe aplicar por igual a todo aquel que marcha a vivir a otro país, sea pobre o rico).

- Por otro lado estaría esa otra gran parte de los ciudadanos del mundo de hoy que se encuentra con las fronteras cada vez más cerradas. El mundo de los muros, los fosos, las empalizadas para las personas, mientras casi todo lo demás –información, mercancías, capitales- va y viene sin cesar.

Sin embargo, obviamente, la emigración continuará, no se detendrá. Los primates humanos, los homínidos, somos un conjunto de especies emigrantes. Más de 20 oleadas de homínidos abandonaron África en los últimos 5 millones de años, el último grupo hemos sido nosotros, los homo sapiens sapiens que comenzamos nuestra gran migración hace unos cien mil años y en apenas unas 7.500 generaciones hemos llegado a todos los confines de este planeta.

El drama es que posiblemente en este contexto de fuertes barreras a la migración la mayor parte de los emigrantes vivirá situaciones de exclusión, en muchos casos la migración será clandestina: soledad forzada, miedo, ausencia de oportunidades, indefensión... Los estresores que afectan radicalmente al inmigrante en situación extrema, tal como hemos señalado al hablar del Síndrome del inmigrante con duelo migratorio extremo o Síndrome de Ulises.

Y una clara muestra de lo implacable de las actuales políticas migratorias hemos podido verlo estos mismos días en los naufragios de Lampedusa. Y a nadie se le escapa que si en vez de morir 300 inmigrantes a la vez lo hubieran hecho de uno en uno, no hubieran merecido ni una sola línea en la mayoría de los periódicos.

Es obvio que la migración, como todos los temas complejos de la vida social, requiere acuerdos entre todas las partes, normas consensuadas. Pero lo que no es aceptable es que vayamos hacia la práctica supresión para la mayoría de la población de este derecho humano fundamental.

Correspondencia jachoteguil@gmail.com

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