Salud mental en tiempos difíciles

La salud mental en tiempos líquidos

En el interesante debate que se ha originado estos días a raíz de la muerte del eminente sociólogo Zigmunt Bauman, el área de la aplicación de su teoría de la sociedad líquida al campo de la salud mental es una de las más sugerentes pero aún insuficientemente esclarecida.

Como es sabido, para Bauman hemos pasado de una sociedad de valores bien establecidos, fuertes, sólidos, como de hierro forjado, a una sociedad cambiante, inestable, líquida. Hemos pasado de una sociedad ordenada, predecible, a una sociedad en movimiento, sin vínculos permanentes, imprevisibles. ¿Es perceptible este cambio de modelo de sociedad en el área de la salud mental?

Es cierto que desde la perspectiva de la salud mental, hemos dejado atrás una sociedad que tenía como referente, como icono, el muro del manicomio, hoy por suerte un muro en parte caído. Como señala el sociólogo coreano-alemán Byung Chul Han la sociedad tradicional (lo que Foucault denominaba la sociedad disciplinaria), expresión de la modernidad sólida, que constaba cárceles, cuarteles y psiquiátricos, es ya historia. Y es cierto que esa sociedad ya no se corresponde con el mundo de hoy en día, una sociedad de consumo, globalizada, en la que la diferencia entre lo normal y lo anormal parece algo pasado de moda, arcaico, algo que ha desaparecido arrastrado por el tsunami del consumismo más radical al que le traen el pairo este tipo de "sutilezas"

Pero, ¿hemos entrado realmente en esa etapa líquida que plantea Bauman en el área de la salud mental o ese orden sólido ha sido sustituido por otro?

Yo creo que se puede dar la razón en este planteamiento a Bauman porque nos hallamos en una sociedad en la que existe una gran confusión e inestabilidad, una sociedad en la que cada vez es más difícil saber qué es sano o patológico, porque todo, la vida cotidiana misma, se ha convertido potencialmente en enfermedad mental. Porque todo malestar psíquico –el estrés, el duelo, la nostalgia....— se ha convertido en fuente de negocio ante el que el mercado siempre buscará encontrar el producto que lo alivie. Y para darle mayor impacto a ese consumo qué mejor que llamar al malestar enfermedad mental e hipocondrizar, amedrentar y fidelizar a los consumidores-ciudadanos

Porque la sociedad actual ha ampliado el área de la psiquiatría a casi todas las esferas de la vida, incrementando casi exponencialmente el número de trastornos mentales. El DSM, el manual de clasificación de los trastornos mentales hegemónico, ha ido cambiando sustancialmente en cada edición. Ha pasado de los 102 trastornos de la primera edición de 1952 a los casi 400 trastornos de la quinta edición del año 2013, con unos niveles de inflación diagnóstica tan galopantes, que se ha llegado a decir, irónicamente, que al final llegará a haber un trastorno propio para cada uno de nosotros

Además se han convertido en trastornos mentales los viejos vicios, los pecados capitales, las limitaciones personales o incluso simples características personales. Así el fumar es trastorno por tabaquismo, la timidez es fobia social, el orgullo es trastorno narcisista, el juego es ludopatía, la ira es trastorno de control de los impulsos, la gula es trastorno por atracones.

Así pues, los planteamientos que nos ha aportado este gran sociólogo polaco, Zigmunt Bauman, son un valioso legado para continuar trabajando en comprender mejor la salud mental en el mundo que nos ha tocado vivir.

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