“A despensar lo pensado y a desandar lo andado”

Entrevista con Juan Carlos Monedero
Álvaro Ortiz Ramos
Editor Periódico Caja de Herramientas, Corporación Viva la Ciudadanía (Colombia)
“A despensar lo pensado y a desandar lo andado”

Un título extraño –tal vez confuso-, pero esa es justamente la invitación que nos plantea el politólogo Juan Carlos Monedero1 que a su paso por Colombia participó en el conversatorio "La crisis y la necesidad de reformar la política" de la Cátedra Orlando Fals Borda organizada por la Corporación Viva la Ciudadanía, la Universidad de La Salle, la Alcaldía de Bogotá y la Universidad Distrital Francisco José de Caldas y nos concedió la siguiente entrevista para el Semanario Virtual Caja de Herramientas.

Monedero2, convencido esperanzador, dice que nos debemos hacer un examen a conciencia de lo que pasa social y políticamente en Colombia y en el mundo, devolver el tiempo para encontrar en el futuro las salidas que urgentemente necesitamos para contrarrestar las crisis que tanto agobian la humanidad.

Semanario Virtual Caja de Herramientas: La respuesta a la era de las mentiras ¿es la política?, ¿Por qué?

Juan Carlos Monedero: Es una apuesta. Desgraciadamente los científicos sociales no tenemos grandes dotes adivinatorias, ni siquiera la economía –que es la ciencia social más formalizada- es capaz de prever una crisis económica tan grave como la que vivimos. Yo por eso siempre digo que la patrona de los científicos sociales es "Casandra", porque a lo sumo lo que llegamos es a tener intuiciones de lo que puede ocurrir en el futuro pero nadie nos cree... porque no nos hemos ganado tampoco ese derecho a la infalibilidad.

Vivimos una era de mentiras asignada por una crisis del Estado Nacional, una crisis del sistema capitalista y una crisis del pensamiento moderno, lineal, egocéntrico, machista, productivista... y como me gusta decir, las grandes pistas que nos orientaban, se han difuminado. El mundo del trabajo, la religión, las ideologías, la familia... y eso hace que sin pistas andemos despistados. Esa confusión generalizada no implica sin embargo, que los sectores del poder no tengan absoluta claridad acerca de sus intereses. Eso nos sitúa en un ámbito muy confrontado donde tenemos grandes masas perplejas y minorías con absoluta claridad de sus intereses. Un ejemplo, muy reciente lo tenemos en Islandia donde apenas –son cifras manejadas por los propios islandeses- treinta personas han hundido un país entero.

La conclusión es que frente a toda esta incertidumbre en vez de recurrir a libros de autoayuda, es decir a soluciones individuales, yo propongo –que es lo que hago en el libro "El Gobierno de las Palabras" que lo titulo también "Política para tiempos de Confusión- que la solución puede ser una autoayuda colectiva y esa es la política. La política además nos sirve para algo muy relevante y es para entender que detrás de todas y cada una de las decisiones que están ahora afectando la vida de la gente, de la ciudadanía, hay decisiones políticas.

Mentira que la globalización sea un "factum griego" que sucede como si lloviera. Es mentira que detrás del caos de la economía de casino, no hubiera decisiones políticas que anularon leyes regulatorias. No es cierto que detrás de la catástrofe de Fukushima no haya una empresa que se negó –en el primer momento- a enfriar los reactores con agua de mar porque la sal iba a dañar irreversiblemente los reactores y por lo tanto primó, con voluntad clara, los intereses económicos de una empresa que los intereses de gente que está falleciendo.

La conclusión es que no podemos vivir permanentemente en esa vacilación sobre todo cuando hay unas minorías consistentes que utilizan nuestra perplejidad para empobrecernos en todos los ámbitos y ellos enriquecerse, no en todos los ámbitos porque en el ámbito intelectual no se enriquecen, pero sí en el ámbito material a costa de las mayorías. La política creo que tiene que ser recuperada como antídoto frente a esa crisis del modelo neoliberal, del modelo del Estado Nacional, del modelo de la modernidad. Tenemos que reinventarnos muchas cosas y si la política es la parte de lo social que tiene que ver con las metas colectivas, creo que la política tiene que ser recuperada por la ciudadanía.

SVCH: ¿Qué elementos del modelo social, económico y político contribuyen a la era de las mentiras, se podría decir que la era de las mentiras es una era de la estupidez?, ¿Por qué?

JCM: Es una era de la estupidización. Yo he planteado aquí en Colombia en varias conferencias cambiar la frase del asesor de Clinton "Es la economía estúpida" por "es la política estúpida", queriendo –bueno, por un lado- romper ese maleficio que la economía, insisto es un factum, necesario contra el cual no se puede hacer nada y decirle a la gente: no seas tonta que tienes en tus propias manos la rienda de tu propio futuro puesto que tú también eres parte de la política. Mientras que con la expulsión, en un mundo donde mil millones de personas pasan hambre, la economía te expulsa. En cambio la política, como ya decía en su día Platón, no te puede expulsar puesto que la política somos todos los que configuramos una sociedad. Incluso, en las zonas de exclusión, hay política.

Yo creo que, como planteaba, la quiebra de esos grandes lineamientos está generando una era de las desigualdades que es de donde viene también la era de las mentiras, porque hay muchas desigualdades, hay que enmascarar las desigualdades con algún discurso que las haga más llevaderas. Ése discurso, poblado de mentiras, busca engañar a la gente. Y al final la gente también muy rehén de un problema que es de fondo, rehén que se ha negado en el pasado porque si siempre mejoramos en el pasado no hay nada relevante y también a la cual se le ha negado el futuro, puesto que el futuro como viene determinado tecnológicamente y va a venir sólo, tampoco hay que preocuparse de él.

La conclusión es que vivimos en un estricto presente signado por la lógica del consumo. Un presente consumista donde parece que la felicidad o el sentido de la vida, está vinculado a posesiones constantes de algún tipo de bien, que por su propia condición es efímero. Yo creo que el momento actual del sistema donde, insisto, mil millones de personas están muriéndose de hambre, donde medio planeta tierra se ha devastado, de manera que ya no es recuperable en modo alguno, donde las promesas de la ilustración de libertad, de igualdad y fraternidad se han quebrado de una manera radical, donde la exclusión es una generalización de nuestras sociedades, donde la violencia crece, donde los jóvenes crecientemente carecen de perspectivas cuando miran hacia delante. Yo creo que todo eso solamente puede funcionar lobotomizando a la gente, estupidizándola, negándole la capacidad de pensar y de eso se encargaron los medios de comunicación que también tienen muy clara su tarea y que ofrecen una carnaza que abotarga el entendimiento a través de programas de entretenimiento, fútbol constante, vidas de papel cuché trasladadas a la pantalla televisiva, vidas vicarias de la ciudadanía a través de los ricos, es decir todo un escenario donde lo importante es pensar muy poco y, sobre todo, no pensar en las alternativas.

SVCH: Con base en la pregunta anterior ¿considera usted que la humanidad está perdida, en la manera como entiende, asume y resuelve sus problemas?

JCM: Para la tercera edición del "Gobierno de las Palabras", he dedicado bastante tiempo a estudiar la naturaleza humana, para ello me he ido a tres sitios que me han brindado mucha luz, me he ido a la primatología que estudia el comportamiento de nuestros antepasados primates, y me he ido a la paleantropología, que estudia el comportamiento de nuestros antepasados cromañones neandertales en los primeros momentos de su andadura o en los finales de su andadura en el caso de los neandertales, una especie que se extinguió pese a que tenían lenguaje, enterraban sus muertos, tenían dioses –se debieron equivocar de dioses cuando al final se extinguieron- y también me he ido a la neurociencia, es decir todo lo que estamos sabiendo a cerca del comportamiento de nuestro maravilloso cerebro. Estos tres lugares me han llenado de esperanza, porque he llegado a conclusiones interesantes por ejemplo, que tenemos un seguro biológico de supervivencia en la empatía, en nuestra condición social, hemos llegado hasta aquí porque somos animales sociales que de alguna manera nos necesitamos unos a otros.

Y en esa necesidad que está marcada biológicamente, pues hay un elemento de humanidad bien relevante. También me he encontrado con algo muy hermoso y es que una duda que tenía Darwin inicialmente, que era cómo es posible que su teoría del origen de las especies, su teoría de la evolución sobre la base de la supervivencia del más apto, que era quien transmitía sus genes y por tanto generalizaba esos genes más aptos para la supervivencia, tenía agujeros como por ejemplo, el hecho que algunas especies se sacrificasen por la comunidad y como abejas o algún otro tipo de aves.

En los años sesenta del siglo pasado se planteó una hipótesis de la teoría de la evaluación vinculada al parentesco, de manera que tú hijo tiene el 50% de tu carga genética, tus sobrinos –en menor medida- 25% también tienen tú carga genética, etc., y eso es lo que explicaría porque tú puedes estar dispuesto a sacrificarte en virtud de una relación directa con esa cercanía de parentesco y es lo que explicaría porque es también una estrategia adaptativa de selección natural que hasta puedas perder tu vida por alguien con quien compartes genes, que es también lo que explicaría un sacrificio por la gente más cercana, la gente de tú pueblo, la gente de tu grupo.

Bueno, pero recientemente se ha dado un salto más y se ha descubierto que el ser humano en su desarrollo intelectual –tenemos el cerebro más poderoso de la naturaleza-, somos capaces, a diferencia de cualquier otra especie, de prever jugadas, somos capaces de prever movimientos a largo plazo. Y en esos movimientos a largo plazo, además, nos hemos dado cuenta que de nada sirve la supervivencia del más apto en una sociedad muy competitiva porque, aunque yo sea capaz de dejar descendencia en hijos o nietos, esa sociedad competitiva puede terminar acabando con ellos. De manera que en una sociedad más cooperativa, esa lucha por la supervivencia tiene menos razón de ser, puesto que el trabajo del grupo garantiza una mayor supervivencia a todos –no solamente a los más aptos- pero también a los más aptos precisamente por ese acompañamiento de todos con todos.

Eso es lo que yo he llamado en el libro el bucle. El bucle es aquello que rompe la teoría de la selección natural y lo cambia por una reflexión en los temas humanos y no solamente homínidos. Esto explica que el ser humano es capaz de hacer cosas maravillosas como entrar a una casa ardiendo para sacar a otros seres humanos, o como lo que estamos viendo en Fukushima con gente que está dispuesta a perder la vida por intentar frenar los daños de ese reactor. Eso solamente se explica porque el ser humano que hace eso, ha entendido que hay cosas más grandes que uno mismo y para entender eso necesitas un cerebro muy desarrollado.

La constatación de que tenemos esa capacidad de que el ser humano es verdad, es capaz de lo peor, está la empresa que gestiona el reactor de Fukushima que es capaz de sacrificar vidas por ganar dinero, pero también están los seres humanos capaces de perder la vida para salvar la vida de otros seres humanos. Yo creo que es el propio sistema capitalista, con esa lógica perversa del beneficio a corto plazo, el que hace que salga lo peor de nosotros. En cambio lo mejor también está ahí, y de lo que se trata es de sentar las bases sociales para que podamos sacar lo mejor de nosotros y eso me hace ser esperanzador, porque pese a la existencia de todos esos elementos negativos que nos hacen ser pesimistas, tenemos todos esos otros elementos que nos hacen ser esperanzados, de manera que al final somos pesimistas esperanzados o como dice Boaventura De Sousa Santos –nuestro maestro- optimistas trágicos.

SVCH: ¿Considera usted, que uno de los problemas de la sociedad perdida es la exacerbación del individualismo que atenta contra las culturas que se basan en dar prioridad a la comunidad frente al individuo y del entablamiento de las relaciones basadas en la solidaridad de las sociedades occidentales?

JCM: Claro, el sistema capitalista nos necesita finalmente para que podamos vender nuestra mano de obra al precio que nos ofrezcan. Si tú tienes redes sociales no vas a vender tu mano de obra por un salario de miseria, además de las dos horas de viaje de ida, las dos hora de viaje de vuelta, eso sería una "No vida". Entonces el capitalismo viene acompañado siempre de la filosofía política liberal que lo que plantea es que somos islas, somos individuos y encuentra la razón de ser de nuestro desarrollo en nuestra mismidad. A diferencia de lo que ha sido la evolución del ser humano en donde –insisto- lo que nos ha traído aquí ha sido la cooperación y no la competencia, no ha sido la mano invisible sino ha sido el corazón invisible; no ha sido la mano invisible del egoísmo sino el corazón invisible de la solidaridad lo que ha permitido al ser humano llegar hasta aquí. Robinson Crusoe no existe, es una mentira. Robinson Crusoe sólo vive en la isla porque ha sido socializado, porque saca del barco –en el cual naufraga- todas las cosas que le van a permitir sobrevivir y además sabe cómo se usan. Es la mentira de este modelo liberal o después en su radicalización neoliberal, quien pretende exacerbar al individuo cuando es absolutamente mentira. Somos solamente a través del lenguaje, si un niño antes de los ocho años no aprende algún tipo de lenguaje, pues el niño tiene retraso mental. Y el lenguaje es necesariamente una construcción social, por tanto es tan absurda esa exacerbación del individuo.

Solamente tiene sentido por algunas razones, y vuelvo a insistir, por las cuales una empresa por ahorrarse el dinero de unos reactores no le importa asesinar seres humanos. Una parte de una locura que nos necesita individuos para que unos pocos dominen sobre los muchos. Hay un ataque constante, es decir desde la propia biología, ese entronamiento de ideas mal interpretadas como la de Richard Dawkins sobre el gen egoísta, los documentales de la National Geographic mostrando constantemente que el pez grande se come al chico, que el animal fiero se come al débil... o en las ciencias sociales la asunción de la rational choice de las teorías de la elección racional que tiene una base individualista que nos presuponen racionales y que presuponen que nuestro actuar siempre está guiado por la maximización del beneficio individual.

Todas estas cosas van construyendo una mentira qua a fuerza de ser repetida y a fuerza de ocultar las alternativas parece ser cierta. Yo creo que la película Matrix tuvo tanto éxito porque demostraba algo que mucha gente siente y es que hay algo falso en todo lo que estamos viendo. No puedes demostrarlo, tienes dificultades, es confuso pero sospechas que las cosas no pueden ser así. Y cuando de repente al final te das cuenta que existe una matriz que se basa en mentirte, ahí llegas a la realidad, una realidad dura... cuando Neo despierta y Morfeo le ofrece una píldora roja y una píldora azul y le dice: si quieres la píldora azul regresarás a tu mundo de mentira, si tomas la píldora roja vas a enfrentarte a un mundo real, pero un mundo duro. Neo decide tomar la píldora roja y cuando despierta y llega a la realidad, Morfeo le dice: bienvenido al desierto de lo real. Uno tiene que escoger entre vivir en un mundo de mentiras donde al final la chispa de la vida es una bebida refrescante de Cola o enfrentarse a una realidad donde hay hambre, esclavitud, explotación, prostitución, prostitución infantil, violencia, miseria, pero que también la propia conciencia de estos elementos son las que nos permiten ser humanos.

SVCH: ¿Qué valoración le merecen los esfuerzos de muchas organizaciones que encaminan todas sus capacidades a la lucha por la democracia?

JCM: Pues muy esencial porque los partidos políticos ya no agotan lo político, igual que el Estado ya no agota lo político. Vivimos en una sociedad compleja que no sería compleja si una sociedad especializada, diferenciada, donde cada parte tiene su lógica propia. Esto implica que esos intentos de ahormamiento propio de los partidos ya no tienen espacio. Me gusta relatar el cuento de la cenicienta donde un príncipe descerebrado y caprichoso, porque tiene unos zapatitos de cristal, convoca a todas las ciudadanas del reino a calzarles el zapatito y al él le da igual que le aprieten mucho, les hagan llagas o les vengan muy grandes y les hagan rajaduras. Ignora y le da lo mismo que cada persona del reino tiene su propia horma, porque él tiene la suya y quiere ahormar a la sociedad. En el cuento original, el príncipe descerebrado cuenta con la ventaja de las hermanastras que están dispuestas a mutilarse, a cortarse el dedo gordo, a cortarse el talón para que les encaje el zapatito del príncipe y eso, seguramente justifica al príncipe en su locura autoritaria.

Yo creo que los partidos políticos o el Estado han estado constantemente intentando ahormar a la sociedad, pero eso se dinamitó ya en los años sesenta, donde los partidos políticos tenían profundas dificultades para responder a demandas ciudadanas como la ecología, el pacifismo, las diferencias de género, todos esos elementos fueron defendidos desde ámbitos de una sociedad civil que se asumió también como sociedad política que no concurría a las elecciones, pero tenía claras definiciones de cómo tenía que ser la vida colectiva.

En el caso de esta sociedad factual, repito otra vez en nombre de mi maestro Boaventura de Sousa Santos, vivimos en sociedades formalmente democráticas, pero socialmente fascistas con profundas zonas de exclusión. Es muy difícil que dentro de esa formalidad, que es la que a su vez genera, la expulsión uno pueda encontrar cauces de reconducción de esa barbarie, por tanto es bastante evidente que quien quisiera situarse del lado de las víctimas o siendo ellos mismos víctimas quisieran solventar esa situación, no podrían hacerlo desde el espacio que era el propio generador de esa expulsión y por tanto tenía que hacerse en forma de confrontación y la forma de confrontación con otro partido político, hubiera sido asumir parte de las reglas de juego y por tanto también hubiera generado debilidad. Sobre todo si tenemos en cuenta que ahora hay una "cartelizacion" de los partidos políticos que obliga a que si no cumples las reglas del cartel no tienes espacio y las reglas del cartel implican dinero, medios de comunicación afines, propagandas electorales costosísimas, incapacidad de los militantes de definir el rumbo del partido, desideologización... tiene una serie de elementos que a su vez invalidan al partido político para responder a las demandas de esas personas excluidas.

Casi todo lo que estoy planteando nos lleva necesariamente e indefectiblemente a que a espacios de la sociedad civil que deciden asumir una transformación, necesitan reglas... cuando algo es necesario e imposible, con las reglas dadas tienes que inventarte nuevas dimensiones y creo que la sociedad civil se ha inventado nuevas dimensiones y esta a su vez ha ayudado a que nazcan nuevos partidos políticos que son también una suerte de mistura entre partido y movimiento social que tiene éxito en tanto en cuanto responda a los lineamientos originales. Mientras que si, como estamos viendo en Colombia, esas nuevas formaciones políticas olvidan sus movimientos de base –como le ocurrió también al PT- y caen más en el juego partidista tradicional, repiten los mismos errores y por tanto volvemos a una suerte otra vez de punto de partida que nunca es un eterno retorno puesto que las situaciones siempre se empeoran.

Decía Heráclito que nunca te bañas dos veces en el mismo río y decía un profesor amigo, que es verdad que nunca te bañas dos veces en el mismo río, pues la segunda vez está más sucio. El propio paso del tiempo hace que aunque regresemos a supuestos puntos similares, siempre ha habido un deterioro. Por ejemplo, y es una de las cosas que más me preocupan en Colombia, el deterioro de las energías utópicas que dice Habermas "los pueblos tardan mucho en transformar su dolor en esperanza" y cuando tú te asomas tu dolor es la esperanza y esa esperanza se defrauda, necesitas mucho tiempo para volver a recuperar esa esperanza. Ese es parte del dolor actual que vivo en Colombia, un dolor vinculado a los sectores más progresistas, mientras que los sectores más conservadores se están apropiando incluso del discurso de la izquierda, de los movimientos sociales y pueden incluso dar la sensación, al tiempo que la izquierda colombiana, tiene esta autofagocitación por sus propios errores –insisto- la derecha colombiana está en la Unasur, está en el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas, coloca a Angelino Garzón de vicepresidente, asume las demandas de las víctimas y al final una vez más se roba las palabras, me temo que no para transformar las cosas pero si para –como decíamos al comienzo- ahondar en esa era de las mentiras donde si te roban las palabras tú te quedas sin la posibilidad de ponerle nombres a las cosas.

SVCH: Usted, ha sido un duro crítico del Gobierno Uribe ¿Cuál es su opinión sobre el Gobierno de Juan Manuel Santos?

JCM: Como te decía ahora, una vez hecha buena parte del trabajo sucio durante el Gobierno de Uribe, vienen los limpiadores. En los cuales de entrada no hay razones para confiar. Lo que quiero plantear es que una persona que estuvo tan implicada en esos hechos tan dolorosos como los falsos positivos, no se acuesta ejecutor y se levanta enfermero. Pero eso no quita que, una vez entendido que todo lo roto durante la casi década ominosa uribista, había generado una situación novedosa, se pueda permitir el lujo ahora de decirse generoso.

No me interesa tanto, en términos analíticos, dilucidar si Santos miente o no miente, me interesa más entender que hay un acercamiento hacia el sur. Que la presencia de Colombia en la dirección de la Unasur, como planteaba, donde necesariamente los pueblos de América ya discuten con ellos mismos sin la injerencia del norte –como ocurre con la OEA- o el hecho que Colombia esté en el Consejo de Naciones Unidas y que asuma ser una voz de Latinoamérica, lo obliga a seguir dialogando con el sur.

Gestos como apoyar el bombardeo de Libia, es un gesto que vale decir incorrecto y que ya ha recibido muchas críticas señalándole a Santos que esa no es la dirección de acercamiento a América Latina, pero por otro lado señalar a Haití como el objetivo principal sí que va en la dirección correcta puesto que hace que Latinoamérica se mire con sus propios ojos e intente solventar sus propios problemas.

Tengo la sensación de que Colombia respira un poco más respecto de la década uribista, eso no significa que siga siendo cierto que los victimarios viven mejor que las víctimas, reciben más beneficios, mejor trato... creo que no deja de ser cierto que sigan siendo asesinados los desplazados que reclaman las posibilidades de reconstruir su vida en sus tierras, no deja de ser cierto que hay zonas donde los paramilitares controlan el país, no deja de ser cierto que el paramilitarismo y el narcotráfico este infiltrado aún en la política colombiana. Tanto así que planteamos que haya algunos puntos de inflexión que junto a una Corte Constitucional decente y una población cansada de tanto desastre nos hacen volver una vez más a ser optimistas trágicos, trágicos pero optimistas. Es verdad que la debacle, el extravío ideológico del Polo, por sus problemas internos, por no haber sabido enfrentar los casos de corrupción como ameritaba, las desesperanza de mucha gente que confió en el Polo... es muy problemático, puesto que era la fuerza de oposición que tenía que canalizar buena parte de las demandas ciudadanas en el ámbito político institucional y fallando eso y habiéndole robado el discurso Santos... yo creo que hay un empobrecimiento muy fuerte de la dialéctica política que solamente puede beneficiar a sectores –que hemos visto en la historia de Colombia- sólo piensan en sí mismos y no en el bien de este país y mucho menos en el bien de las mayorías.

SVCH: Justamente, en el sentir de muchos colombianos nuestra izquierda perdió su norte, está fragmentada, no existe –dicen muchos. Conocedor de este país, de su política, de su desarrollo, ¿Cuál es su visión frente a este aspecto?

JCM: Decía que así como en este viaje estoy con cierta alegría por lo que me parece que es una mayor capacidad de respirar, que noto que lo que pudiera ser un acercamiento hacia el sur que aleja el peligro de que Colombia se convirtiera en la Israel latinoamericana. Lo que ha sucedido en el Polo es trágico, aún más sabiendo experiencias de partidos cercanos como el PT de Brasil que tuvo problemas similares y que hubiera servido para poder encausar el problema de una manera diferente. Decía antes que el dolor acumulado de este pueblo con decenas de miles de asesinados –el ataque a Libia viene determinada por apenas trescientos muertos-, aquí van decenas de miles de muertos.

Que no hubo nunca intervención internacional sino que tuvo este pueblo atajárselo a él mismo, soportarlo el solo... ese dolor terrible de los desplazados, del miedo, de la represión, de la tortura, de la censura... al final se convirtió en esperanza que se vinculó en buena medida al Polo.

Cuando unos cuantos sinvergüenzas han hecho de ese dolor, de este pueblo convertido en esperanza, una franquicia económica en beneficio propio, no nos queda sino escupirle en la cara la traición a este pueblo. Yo creo que es menester una catarsis del Polo. Porque el Polo no pueden ser solamente esos sinvergüenzas, el Polo es mucho más y por tanto creo que es esencial una reconstrucción de la fuerza política.

Yo puedo entender que lo que ha hecho Petro de salirse, puede responder a un enfado radical ante las componendas internas en las cúpulas del Polo de personas sin escrúpulos que –por conseguir espacios de privilegio- no les importa dinamitar una fuerza política. Porque puede ocurrir como vimos en Brasil que una fuerza política en nombre de la honradez y de la dignidad se saliera del PT, como ocurrió con el P-SOL, pero eso solamente sirvió para que el PT se hubiera debilitado en sus posiciones más radicales, entendiendo radical como ir a la raíz.

En este caso creo que igual, creo que Petro fuera del Polo ni se ayuda a él ni ayuda a Colombia, ni ayuda al Polo. Y por tanto tengo la sensación de que es un momento de otro proceso instituyente de la izquierda colombiana. Creo que es momento de una catarsis, un momento de poner encima de la mesa los problemas de fondo. No es sencillo, no es sencillo y entiendo que hay algo de fondo que hace de la discusión política en Colombia algo especialmente enrevesado.

Yo creo que este país por toda la violencia que ha vivido y por esa conjunción del mal que significa un Estado no controlado y una mafia generalizada, un estado en lo político como maquina perfecta de construir obediencia sin ningún tipo de curubito democrático y en el ámbito de lo social una mafia que ocupa los espacios sociales a través de la violencia y el beneficio, se han juntado y han construido un monstruo. Soy incapaz como politólogo de imaginar peor monstruo que esa suma de mafia incrustada en el Estado.

Como Colombia ha tenido la desgracia de vivir demasiado tiempo con ese monstruo, creo que la respuesta ha sido de supervivencia y se han creado nichos cerrados, compuestos por supervivientes que han intentado encontrar espacios donde apenas respirar un poco. Y eso es lo que explicaría esta recurrencia de una sociedad civil muy organizada pero que tengo la sensación de que no termina de cambiar nada. Pese a lo perfeccionado, lo elaborado de sus propuestas pero que funciona –es una sensación- sin tener la fuerza de cambiar nada. Igual unos partidos políticos o unos nichos políticos con dirigencias muy personalistas, incapaces de convertir ese enemigo poderoso que es una mafia, incrustada en el Estado, para armar un elemento de unidad.

Colombia vive en un estado de excepción permanente y ese estado de excepción genera una respuesta fragmentada. Yo creo que es momento de entender que en tanto en cuanto haya un conflicto armado en Colombia, creo que las dificultades para que la izquierda acceda al poder político como ocurre ya en buena parte de América Latina es inevitable. No soy yo quien, para decir lo que tiene que hacer nadie en Colombia, pero sí que estoy convencido que la existencia de lucha armada en Colombia y aún más una lucha armada que se ha ido viendo deslizada o deslizándose hacia posiciones que dudo mucho que el Che Guevara autorizara, dificultan la emergencia de una fuerza política que pudiera en las urnas acabar con ese monstruo de un Estado narcotraficante y paramilitarista.

Edición N° 00250 – Semana del 8 al 14 de Abril de 2011

 

Es licenciado en Ciencias Políticas y Sociología, y doctor en Ciencias Políticas. Hizo sus estudios de Posgrado en la Universidad de Heidelberg (1989-1992) y en la actualidad es Profesor Titular de Ciencia Política y de la Administración en la Universidad Complutense de Madrid, donde imparte las asignaturas Teoría del Estado, Política y Ecología, Sistema Político Español, así como un curso de doctorado sobre Transformaciones políticas en la globalización. 

Entre sus obras más recientes destacamos La Constitución destituyente de Europa, Madrid, Ed. Catarata, 2005; "Verde Izquierda desbordante: hacia un socialismo poscolonial", Barcelona, Icaria, 2006; Disfraces del Leviatán. Transformaciones del Estado en la globalización neoliberal, Puebla, Universidad Autónoma e Iberoamericana de Puebla, 2007; en colaboración con Haiman El Troudi, Empresas de producción social. Instrumento para el socialismo del siglo XXI, Caracas, CIM, 2007 (dos ediciones), y El gobierno de las palabras. Crítica y reproducción de la política, México, Fonde de Cultura Económica, de próxima aparición. Ha sido asesor del Coordinador General de Izquierda Unida y de la Presidencia de la República Bolivariana de Venezuela. Igualmente es el responsable de la Escuela Latinoamericana de Gobierno y Ciudadanía, dentro del Programa de Formación que dirige en el Centro Internacional Miranda de Caracas, en colaboración con la Universidad Complutense de Madrid y CLACSO.