Rajoy convierte las ranas en príncipes alemanes

Rajoy convierte las ranas en príncipes alemanes

¿Y si es verdad que Rajoy escoge bien a sus colaboradores? Él, eme punto Rajoy anda libre y mandando, y hoy entra en la cárcel un rapero al tiempo que el PP exige más prisión provisional, más prisión permanente y más encarcelamiento de independentistas.

Hay que entender que la historia del poder político en España ha sido la historia de la Corona. Carlos IV creyó que la corona era suya y el pueblo le dijo que no, que la corona era de la nación. Pero luego vino Fernando VII y mandó a callar al pueblo. El pueblo echó a Isabel II y vino la I República, pero luego vino Cánovas y Primo de Rivera y mandaron callar al pueblo. El pueblo echó a Alfonso XIII, pero vino Franco y mandó callar al pueblo. El pueblo echó a Arias Navarro, pero se quedó con Juan Carlos I y ahora con su hijo. Las monarquías que no han sido constitucionales, y la española apenas empieza a serlo ahora, han tenido un alto componente de capricho. Los reyes no suelen tener que rendir cuentas. De Reyes caprichosos, Presidentes arbitrarios.

 

La burocracia española siempre ha sido muy arbitraria, aún más por el hecho de haber tenido colonias (¡Cuánto autoritarismo tuvo la administración de la metrópoli!). Somos la herencia de nuestro pasado. En España siempre hemos tenido los cortesanos, que prosperan en la cercanía de la Corte, a los pícaros, que sobreviven escabulléndose de la arbitrariedad de los poderosos y de su capricho, y a los rebeldes, que no quieren ser ni cortesanos ni pícaros. Los que sobreviven en el poder son los que silencian a los rebeldes, toleran o usan a los pícaros (ahí está el pequeño Nicolás) y usan a los cortesanos. No entienden al conjunto de España, pero sí a una parte y con ella, cuidándola, gobiernan.

Cuando pensamos en los colaboradores que dice escoger tan bien Rajoy, pensamos en el imputado Camps, en el imputado Fabra, en la imputada en la eternidad Rita Barberá, en Bárcenas, al que elevó de tesorero a Gerente del PP, en Ana Mato, a la que le florecían Ferraris en el porche y Porsches en el garaje. Pero esos, no nos equivoquemos, son solo una parte del asunto.

Porque Rajoy ha sobrevivido gracias a una legión de cortesanos sin escrúpulos. Gracias a Fernández Díaz, que le montó una policía política; a De Guindos, que le consiguió de Europa plazos y dinero para que corriera antes de las elecciones y le dio sangrías populares y rescates bancarios para contentar a sus jefes mientras tanto; a Ana Pastor, que le entrega en cuerpo y alma coartadas, retrasos parlamentarios y prórrogas presupuestarias; a Méndez de Vigo, que es el nuevo Wert anticatalán; a Pío García Escudero, que le regaló el 155.

La estrategia de Rajoy es la inmovilidad, y sus colaboradores son guardaespaldas que le cortan el viento. Tiene razón Rajoy, al menos de momento: escoge mejor a sus ranas que Esperanza Aguirre, porque las de la Condesa parece que cantan. Y a las ranas de Rajoy, las besa un alemán y se convierten en príncipes del Banco Central Europeo.