Por qué Ciudadanos es un partido machista

Por qué Ciudadanos es un partido machista

La derecha siempre ha sido machista. De lo contrario, no estaría claro que fuera de derechas.

La derecha, que siempre maneja algún tipo de superioridad, expresa esa supuesta supremacía en las relaciones entre hombres y mujeres como hegemonía del macho. Esa exaltación de la virilidad la despliega en deportes de fuerza, en el poder sobre los animales, en el poder sobre las mujeres -a las que considera en cierta manera un animal, a veces sagrado, a veces mundano-, en la defensa agresiva del territorio, en la militarización del orden existente y, en términos generales, en el derecho que asiste al más fuerte.

La derecha tradicional, pongamos el PP o el PNV, ha solido articular todo esto con justificaciones religiosas. Ha asumido la subalternidad de las mujeres a los hombres –la maldita costilla de Adán- y les ha prohibido siempre que ejerzan su libertad: la libertad de su cuerpo, de su sexualidad, de su trabajo, de su creación. La derecha tradicional ha defendido un modelo de familia donde la mujer estaba subordinada, y para mantener esa subordinación familiar extendía esa subalternidad a todos los ámbitos sociales. La monarquía, el ejército y la banca eran cosa de hombres.

Pero hay una derecha moderna, pongamos Ciudadanos, que es igualmente viril y machirula, pero en vez de ejercer el machismo en el ámbito de lo tradicional (la religión), prefiere ejercerla en el ámbito del mercado. Todo lo vive como una competencia en un mundo convertido en un gran mercado donde el pez grande tiene el derecho de comerse al chico. Fuman porros y se divorcian pero te desahucian porque están con los bancos. Así, los hombres y las mujeres son competidores en la familia, en las empresas, en los partidos, en la banca, en el ejército, en consursos de retórica o en el sexo. Ciudadanos es un partido profundamente machista y por eso está a favor del modelo económico, no le molesta que todo se sostenga sobre los cuidados gratuitos que ejercen las mujeres igual que no le molestan los sueldos de miseria. En su egoísmo y en su falta de empatía está a favor de los vientres de alquiler, de las pensiones privadas, de los permisos de paternidad y maternidad desiguales, considera la prostitución una profesión idéntica a cualquier otra, no cree que exista violencia machista y, por lo mismo, está en contra de los sindicatos, de las protestas de los pensionistas y claro, en contra de la huelga de mujeres del 8 de marzo.

De derechas es quien se comporta de manera egoísta porque tiene algún privilegio, el cobarde que se pone de lado o se esconde en el grupo ganador, quien carece de empatía con el que sufre, quien se cree mejor que los demás y quien es agresivo con los diferentes. Por eso a la derecha no le gustan los cambios.  El machismo se le ve más al PP que a Ciudadanos, porque son más rancios. Pero cuidado: el machismo del siglo XXI viene más oculto, sin crucifijo y vestido de Dior naranja. No les esperéis el 8 de marzo: estarán cultivando su capital erótico para vencer a otras mujeres en sus cotidianos juegos del hambre.