Las carga el diablo

El homenaje de Podemos a Lluís Llach y "L'Estaca"

lluisllachverges

Desde que, allá por 1968, Lluis Llach la compusiera con solo veinte años de edad, "L'Estaca" se convirtió inmediatamente en el símbolo de la lucha contra la opresión, la intolerancia, los abusos del poder y la ausencia de libertad.

"Siset, que no veus l'estaca on estem tots lligats?
Si no podem desfer-nos-en mai no podrem caminar!"

"Siset, ¿no ves la estaca a la que estamos todos atados?
Si no conseguimos deshacernos de ella nunca podremos andar!"

Siete años antes de la muerte del gran sátrapa, estos versos eran cantados y coreados ya en todo el país. En pocos meses la canción había conseguido sortear la censura pero no del todo: poco después se prohibiría al autor cantarla en sus actuaciones. Pero ya era tarde: todo el mundo se sabía el estribillo de memoria y lo coreaba a voz en grito en manifestaciones y protestas:

Si estirem tots, ella caurà i molt de temps no pot durar,
segur que tomba, tomba, tomba ben corcada deu ser ja

Si tiramos fuerte, la haremos caer. Ya no puede durar mucho tiempo.
Seguro que cae, cae, cae, pues debe estar ya bien podrida

Todo el mundo conocía el estribillo, sí, pero su autor... no podía cantarla. El absurdo llegó a tal extremo que, en un recital el año 69 en el Palau de la Música, en Barcelona, con Llach en silencio en el escenario por orden gubernativa, la canción se interpretó... porque fue el público quien la cantó:

Si jo l'estiro fort per aquí i tu l'estires fort per allà,
segur que tomba, tomba, tomba, i ens podrem alliberar.

Si yo tiro fuerte por aquí y tú tiras fuerte por allí,
seguro que cae, cae, cae, y nos podremos liberar

Lluís Llach siempre mantuvo su nivel de compromiso. Su música y su poesía forman parte de la memoria política, cultural y sentimental de este país: de Catalunya y de España entera. Pagó un alto precio por ello: prohibiciones, exilios, multas y detenciones. En 1975, pocos meses antes de morir Franco, fue detenido y multado con 100.000 pesetas por Rodolfo Martín Villa, entonces gobernador civil de Barcelona, más tarde ministro durante toda la Transición y en los últimos tiempos presidente de empresas como Endesa o Sogecable.

En marzo de 1976, con Juan Carlos cinco meses ya en la jefatura del Estado, Llach fue literalmente expulsado de Tenerife, donde tenía dos recitales programados, por orden de Manuel Fraga. Quien años más tarde se convertiría en preclaro líder de los populares, era por aquel entonces ministro de Gobernación en el gobierno de Arias Navarro.

El autor de "L'Estaca", y de tantas otras creaciones memorables, fue de los pocos "artistas" que no pastelearon con los socialistas cuando llegaron al poder. En 1986 tuvo las santas narices de interponer una demanda contra Felipe González por transgresión de compromiso electoral: el PSOE había ganado las elecciones prometiendo que haría un referéndum para sacarnos de la OTAN... y acabó haciendo el referéndum, sí, pero para dejarnos metidos dentro para siempre.

Entre las composiciones más conmovedoras de Llach está "Campanades a mort", su particular denuncia de los sucesos de Vitoria en mayo de 1976: cinco muertos y más de ciento cincuenta heridos a manos de las fuerzas de Seguridad del Estado que dispararon contra los huelguistas encerrados en una iglesia tras hacerles salir de ella con gases lacrimógenos. Una matanza por la que el Estado nunca pidió perdón ni reconoció los hechos, como solía recordar el cantante en sus actuaciones antes de interpretar "Campanades..." y recitar a voz en grito:

Assassins de raons, de vides,
que mai no tingueu repòs en cap dels vostres dies
i que en la mort us persegueixin les nostres memòries

Asesinos de razones, de vidas
que nunca tengáis reposo en ninguno de vuestros días
y que hasta la muerte os persigan nuestras memorias

Por todas estas cosas, y por muchas más, cuando Juan Carlos Monedero anunció la tarde de este domingo en Vistalegre que el cierre musical de la Asamblea Ciudadana de Podemos iba a ser "L'Estaca", la fibra de muchos de los más veteranos presentes en el acto quedó literalmente tocada. Pude ver cómo algunos de ellos se secaban disimuladamente lágrimas inevitables apenas sonaron los primeros compases, mientras que otros se dedicaban a contarle a la gente más joven lo que Llach y "L'Estaca" llegaron a significar y significan aún en la pelea que tenemos pendiente. Cuarenta y tantos años después seguimos en las mismas: en lucha contra la opresión, la intolerancia y los abusos de poder que Llach denunciaba en "L'Estaca".

Por eso me he decidido a escribir este post, porque como dice también la canción...

I mentre passen els nous vailets estiro el coll per cantar
el darrer cant d'en Siset, el darrer que em va ensenyar:

Si jo l'estiro fort per aquí i tu l'estires fort per allà,
segur que tomba, tomba, tomba, i ens podrem alliberar.

Y cuando pasan los nuevos muchachos, alzo la voz para cantar
el último canto de Siset, el último que él me enseñó:

Si yo tiro fuerte por aquí y tú tiras fuerte por allí,
seguro que cae, cae, cae, y nos podremos liberar.

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