Las carga el diablo

Los datos de nuestra felicidad, según el CIS

Ni el Partido Popular, a pesar de su acreditado descaro, se atreve a citar esos datos para usarlos a su favor: señoras y señores, españolas y españoles todas y todos, por si aún no se han enterado, sepan ustedes que andan por la vida rebosantes de felicidad, que la dicha y la satisfacción han llamado a su puerta para instalarse en casa, a tenor de los datos más recientes hechos públicos por el Centro de Investigaciones Sociológicas.

Según esas cifras, conocidas esta misma semana, el 11,1 por ciento de los encuestados puntúa su felicidad ¡con un 10! Matrícula de honor nada menos. Sólo el 0,6 por ciento lo hace con un cero patatero. Son mayoría los que le ponen notable a la felicidad que invade su vida. La puntuación más repetida es el 8 (28,1 %), seguida del 7 (21,8 %) y del 9 (12 %). Luego están los que no se atreven a pasar del aprobado raso: del 6, el 10,9 %  y del 5, el 10,2

En resumen, que el 84 por ciento de los españoles se considera feliz. Pero no solo eso, sino que un alto porcentaje de estos, más del 51, dicen ser casi "completamente" felices. Y digo yo: ¿comparado con qué?

Pero vamos a ver, eficaces y serviles acólitos de Mariano y su tropa, ¿qué hacéis que no habéis abierto a toda pastilla en vuestras primeras páginas con esta noticia en lugar de destacar tanto el nuevo logo y la rebaja de impuestos? Comisarios políticos de los informativos de tve ¿cómo os habéis permitido no aprovechar tamaña oportunidad? Estáis tan obcecados con meterle caña a Podemos, Carmena, Colau y demás rojos peligrosos que se os pasan las mejores.

Aunque claro, pensándolo bien, el ABC y La Razón tienen tan reconocida su amplia trayectoria como periódicos serios y rigurosos que no podían arruinar su prestigio con una primera página tan poco creíble.

Veamos, ¿de verdad los españoles estamos tan felices que nos salimos del cuadro? Nos rebanan todos los derechos laborales, le quitan el paro a la mitad de los inscritos, continúan desahuciando a mano armada, los juzgados tienen overbooking de cargos públicos acudiendo a diario a sus dependencias, crece la cifra de niños malnutridos... y nosotros ¿qué? ¿haciendo palmas con las orejas? Porque eso parece.

¿Cómo es posible que apenas un cinco por ciento de compatriotas valoren con suspenso su nivel de felicidad? ¿Significa eso que nos va la marcha? ¿Que el castigo nos pone cachondos? Porque si no, no entiendo nada. Una de dos: o esos datos son mentira o tenemos que hacérnoslo mirar muy seriamente: nosotros, el país de los indignados, del millón de jóvenes universitarios en el exilio, de los recortes -con tijeras de podar- en sanidad, educación y dependencia, ¿no nos estamos dando algo de prisa en ser felices, si es que la razón es haber conseguido quitarle a la derecha unas cuantas alcaldías emblemáticas? Porque quiero pensar que, en todo caso, la felicidad será por eso ¿O no?

¿Por qué no esperamos un poco a ver cómo resulta todo esto ¿Por qué no esperamos a las elecciones que aún quedan este año y cuando conozcamos los resultados, entonces lanzamos, o no, las campanas al vuelo?

Que conste que nada me puede parecer mejor que la gente sea feliz, pero lo siento: esta vez no trago, me cuesta mucho aceptar los datos del CIS. A menos que entendamos por felicidad el conformismo y la mentalidad práctica que llevan a valorar, tras sufrir una hecatombe, aquello que todavía no se ha perdido. O que apliquemos aquel consejo de don Antonio Machado: ¿Quieres ser feliz? Pues mantén buena salud y la cabeza vacía.

J.T.

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