Aún con la resaca de la final de la Champions League, estamos a menos de un mes para que Brazuca eche a rodar en el Mundial de Brasil 2014. Se trata del nuevo balón oficial diseñado por Adidas, con el que la multinacional espera superar las tres últimas decepciones. Como carta de presentación, el nuevo esférico se ha convertido en el más testeado de la historia (dos años y medio) y en cuyo diseño han participado cerca de 600 jugadores.
La Copa del Mundo de Fútbol llega rodeada por la mayor polémica de los últimos años debido al derroche consumista que supone un evento de estas características. Esta hipérbole general (mediática, turística, institucional...) se extiende por doquier, incluso, en el diseño del balón oficial. Detrás de los 128 euros que cuesta el esférico se encuentra toda una labor de ingeniería.
¿Tan importante es el balón? La Historia dice que sí y para ello podemos remontarnos al Mundial de Uruguay 1930, en cuya final, que se jugó con dos tipos de esférico distintos, se enfrentaron el equipo anfitrión y Argentina: en la primera mitad se jugó con la opción argentina y la albiceleste se impuso por 2-1; sin embargo, en la segunda parte Uruguay apostó por su balón y terminó remontando situando el marcador final en un 4-2.
Desde 1970, el fabricante oficial del balón del Mundial es Adidas, aunque en las últimas citas no se ha cubierto de gloria precisamente. Si el balón Fevernova del Mundial Corea-Japón 2002 y el Teamgeist de Alemania 2006 fueron criticados por ser demasiado ligeros, con Jabulani en Sudáfrica 2010 Adidas se estrelló de pleno. El balón con el que la Roja ganó su primera Copa del Mundo de Fútbol ha sido sin duda el más criticado de la historia. De este bailarín, como algunos bautizaron, se llegó a decir que dijo que cambiaba de dirección hasta seis veces en 20 metros, por lo que su comportamiento era similar al de una pelota de playa.
¿Qué podemos esperar de Brazuca?
La mayor crítica que recibió Jabulani fue su comportamiento poco predecible dadas sus variaciones de trayectoria. En contra de lo que se ha venido sosteniendo, el peso no era el mayor causante de sus cambios de dirección. De hecho, era cerca de tres gramos más pesado que Brazuca, que pesa 437 gramos dentro de la horquilla que permite la FIFA (420-445 gramos).
El mayor causante de este comportamiento de pelota de playa era su suavidad: cuando se dispara un balón, lo que se hay detrás de él es una estela, una zona de baja presión que, en realidad, crea una zona de resistencia y retrasa el avance de la pelota. Cuanto más fuerte se golpeé la pelota, menor es la zona de arrastre de esa estela.
Así lo expone Simon Choppin, investigador del Centro de Investigación de Ingeniería para el Deporte de la Universidad de Sheffield Hallam, que en sus trabajos ha visto que Jabulani producía una estela asimétrica cuando rodaba a velocidades bajas pero a altas revoluciones. Esto era, precisamente, lo que provocaba trayectorias impredecibles. En cambio, Brazuca tiene un comportamiento más parecido al que tenían los antiguos balones hechos con 32 paneles, produciendo una estela más pequeña, un corte más aerodinámico y, por tanto, un vuelo más consistente.
Esto se consigue, entre otros factores, gracias a la superficie de pequeñas protuberancias (recuerda a la marroquinería de piel de avestruz) que tienen los seis paneles que componen el nuevo diseño. Estas protuberancias no sólo favorecen a un mayor control del balón, sino que también mejoran la aerodinámica.
¿Tanto se diferencia del bailarín de Sudáfrica?
En realidad sí, porque si Jabulani se componía de ocho paneles, Brazuca consta de seis con forma de molino de viento, aunque en ambos casos están termosellados, lo que deriva en una mayor impermeabilidad. Si la FIFA permite que el balón pese un 10% más en condiciones de lluvia –por la absorción de lluvia-, Brazuca únicamente pesa un 0,2% más.
Además, la reducción en el número de paneles contribuye a minimizar el número de errores que puedan afectar a la aerodinámica. En cuanto a las costuras, éstas también constituyen una diferencia, puesto que en Brazuca (1,56 mm) son hasta tres veces más profundas que en Jabulani. Está calibrado al milímetro para proporcionar cierta rugosidad evitando un efecto arrastre excesivo y que varíe su trayectoria como pasaba en 2010. Se ha cuidado la geometría de la costura para darle precisión en la aerodinámica y un vuelo estable.
En cuanto al resto de sus componentes, Brazuca cuenta con una cámara hecha de caucho butilo, un co-polímero resultante de la combinación de dos polímeros diferentes (isobutileno e isopreno) que ofrece mejor prestaciones que el látex; todo ello cubierto de nylon del mismo modo que lo estaba el balón oficial de la pasada Champions League, a lo que se añaden los seis paneles que encajan entre sí como un puzzle.
Banco de pruebas exhaustivo
Otra de las diferencias respecto al balón de 2010 viene de la colaboración con los propios jugadores. En la fase de diseño, desarrollo y producción de Brazuca se ha contado con más de 600 jugadores y exjugadores, desde Casillas a Zidane, pasando por Messi o Alves.
A ello se suma el duro banco de pruebas al que ha sido sometido y, como ejemplo, el test de resistencia, para el que la FIFA ‘únicamente’ exige hasta 2.000 ciclos de chutes para comprobar la pérdida de presión o redondez y Adidas lo ha sometido a 3.500 ciclos con un 0% de pérdida de presión.
Hitos en los balones del Mundial
- México 1970 fue el primer Mundial televisado. Para ello se diseñó el Telstar, con 32 paneles en blanco y negro para que pudiera distinguirse en los televisores de la época.
- El Tango Duralast para Argentina 1978 fue el primer balón en bajar a los 20 paneles, con un diseño negro que dibujaba 12 grandes círculos.
- El Tango España para el Mundial de 1982 supuso el último balón fabricado en cuero, aunque como novedad se introdujo goma en las costuras para reducir la absorción de agua.
- El Azteca de México 1986 arranca la era de balones sintéticos.
- El Etrusco Unico para Italia 1990 incorporó una capa interna de espuma.
- El Questra para EEUU 1994 fue el más testeado hasta esa fecha y llegó a incluir hasta cinco materiales diferentes en su fabricación.
- El Tricolore de Francia 1998 incorporó una espuma sintética que suavizaba el tacto al tiempo que proporciona de un rebote más explosivo.
- El Fevernova de Corea-Japón 2002 fue el último con los tradicionales 32 paneles. De construcción acolchada, contaba con 11 capas de 3 milímetros, cuyas micro celdas y pequeñas burbujas mejoraban significativamente el retorno de energía y su comportamiento.
- El Teamgeist de Alemania 2006 pasó a 14 paneles, inaugurando la era del termosellado de costuras que mejoraba la impermeabilidad y reducía las imperfecciones de la esfera.
Comentarios
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