La verdad es siempre revolucionaria

Unidas Podremos (II) Prohibir los vientres de alquiler

El Partido Feminista de España lleva en su programa la prohibición de los vientres de alquiler, ahora  denominada "maternidad subrogada". ¡Y que éxito la manipulación del lenguaje para engañar a los desinformados ciudadanos y ciudadanas! Izquierda Unida así lo asumió también en la Asamblea Federal del 5 de junio. Porque entendemos que esta es una estrategia más del Capital y del Patriarcado  para convertir a las mujeres y los niños en mercancía.

Ya sabíamos con Marx que la fuerza de trabajo es una mercancía para el capital, pero las técnicas de la época no le permitieron adivinar que la capacidad reproductora de las mujeres iba a serlo también. Sobre todo porque en aquel esperanzador fin del siglo XIX se esperaba el triunfo del socialismo.

Cuando ya hemos sufrido durante un siglo la barbarie que predijo Rosa Luxemburgo y el Capital está triunfante en medio planeta, habremos de ser conscientes del peligro que supone aceptar que el dinero lo puede comprar todo, hasta los óvulos femeninos, la matriz de la mujer y su sufrimiento, para cumplir el deseo y el capricho de personajes ricos.

La presión que están haciendo empresas de intermediación entre las mujeres pobres de países del Tercer Mundo y los señores ricos que quieren perpetuar su semen, ha llevado a que un nuevo debate –en esta epidemia de debatitis que padecemos- se haya instalado en España, para no irse. Ya circula una petición en Change.es para que se legalice la maternidad subrogada. Con la apariencia de ser una demanda moderna, progresista y avanzada, se nos plantea la misma situación que describe la Biblia en el Génesis.

Abraham es el primero de los patriarcas postdiluvianos del pueblo de Israel. Su nombre significa 'padre de muchos pueblos' y, según el relato del Génesis, Dios se lo otorgó a un hombre llamado Abram,  en el momento de establecer un convenio con él, que incluía su deseo de convertirlo en el origen de un pueblo del que sería su Dios y al que le daría la tierra de Canaán como posesión perpetua.

Pero había gran inconveniente para que Abraham fuese el padre de muchos pueblos. Su mujer Sara era estéril y llegados a la ancianidad no habían tenido hijos. Entonces Sara le propuso que fertilizara a una esclava y que ésta cuando pariera lo hiciese encima de sus rodillas y de tal modo el niño sería suyo. Y así lo hicieron. Abraham fue el padre de Ismael e Isaac, considerándosele según la tradición bíblica ser el fundador del judaísmo. Jacob, hijo de Isaac y nieto de Abraham, tuvo doce hijos que fundaron las doce tribus de Israel.

Este cuento refleja claramente, primero cómo los hombres necesitan inevitablemente el concurso de una mujer para transmitir su descendencia, y segundo, cómo siempre es posible que se encuentre una mujer pobre y dependiente para ser inseminada por el varón y entregarle el fruto de la apropiación de su cuerpo, cuando aquel tiene más poder y dinero.

Hoy las tecnologías modernas permiten manipulaciones en la capacidad reproductora de las mujeres inimaginables en el Génesis. El Capital y el Patriarcado se han aprovechado de ellas para dominar y disponer de los cuerpos femeninos, tratándolos como si fueran animales –y no estoy a favor de manipular tampoco a los animales. (Aviso a mis amigos de PACMA que se enfadan conmigo)

Es muy preocupante que partidos políticos, modernos, que se presentan a estas elecciones, se declaren a favor de legalizar los vientres de alquiler. No solo el capitalismo nos domina y utiliza, en la más descarada explotación de todos los tiempos, ya sin freno puesto que no tiene la contrapartida socialista del siglo XX, sino que ha logrado sus últimos objetivos: alienarnos con sus propagandas y lenguaje y convencernos de la bondad de sus planes.

Si con el triunfo del Brexit comentan los expertos que han "ganado los mercados" en contraposición a una Europa que podría ser solidaria –aunque nunca haya existido puesto que ese no era el propósito de las corporaciones-, si el imperio de las multinacionales se hace evidente frente a la tímida respuesta de los pueblos, el Patriarcado habrá llevado hasta sus últimas consecuencias su alianza con el Capital y las nuevas tecnologías, convirtiendo a las mujeres en elementos de experimentación y de negocio. Y este es también uno de los propósitos del infame tratado TTIP que se está acordando entre Estados Unidos y la Unión Europea, porque 8 Estados de USA han legalizado los vientres de alquiler. Cuando se celebró la perversa Feria de Maternidad Subrogada en Madrid, el 5 de mayo pasado, con la anuencia del Ayuntamiento, la Comunidad y la mayoría de los partidos políticos, con la excepción de IU, en los catálogos de mujeres que se alquilaban para embarazarlas Norteamérica era uno de los países suministradores.

Ciertamente esta no es la España de la Institución Libre de Enseñanza ni la que querían construir anarquistas, socialistas, comunistas, feministas, institucionistas, y por la que dieron la vida y la libertad millones de mujeres y de hombres, los más ilustres que hemos tenido. Cuando en este degradado principio de siglo, ideólogos, políticos, profesores, periodistas, son capaces de defender esta utilización de los cuerpos femeninos, la absoluta esclavitud de miles de mujeres en muchos países, convertidas en seres manipulables y mercantilizados, hemos perdido el espíritu de progreso y de transformación social para caer sumisos en las fauces del beneficio.

Todas las mujeres y hombres feministas tenemos que crear un frente común, un grupo de poder, contra esta nueva agresión a nuestras hermanas, a nuestra dignidad, al futuro de nuestras hijas, que pueden verse convertidas en pocos años o en prostitutas o en úteros fertilizados.

Por eso este tema debe ser uno de los fundamentales a tratar  en el encuentro que tendremos el próximo 28 de junio en el CAUM, calle Atocha 20, de Madrid, a las 19 horas. Porque UNIDAS PODREMOS frenar y rebatir el avance de la derecha, de las corporaciones que mercantilizan a las mujeres pobres, denigrándonos a todas y a toda la especie humana. Aquí os esperamos.

Madrid, 23 de junio 2016.

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