Malpensando

Ideología(s)

En 1960, el sociólogo norteamericano Daniel Bell acuñó una expresión que alimentó, durante años, el debate político: el fin de la ideología. Esta teoría, que fue enterrada a raíz del radicalismo político que despertó la Guerra del Vietnam, resucitó, fortalecida, con la desaparición del bloque soviético.

Ya en el siglo XXI, el movimiento antiglobalización, el rebrote del neoconservadurismo de la mano de W, y el empuje de los movimientos de izquierdas contrarios a las guerras de Irak y Afganistán han vuelto a tirar por tierra las teorías de Bell. La ideología no acaba de morir, quizá porque la realidad es más comprensible si se mira desde el prejuicio colectivo. W se ha marchado dejando el mundo roto o más seguro que nunca, según a quién le preguntes. La globalización es el mal en estado puro o la panacea. Israel se defiende o comete genocidio.

Aznar, nuestro gurú neocon particular, cuenta que, a finales de los 60, se produjeron dos importantes fenómenos en el mundo: el mayo del 68 francés y la concentración de la industria informática en el actual Silicon Valley. Dice el expresidente que basta con observar cuál de los dos fenómenos ha llegado hasta nuestros días para saber qué ideología es la buena. En esta reflexión Aznar da por hecho que el mundo actual es, de alguna forma, mejor que el de los 60. ¿Pero realmente es mejor Irak que Vietnam? ¿Es mejor el extremismo islámico que la Guerra Fría? ¿Ha mejorado la situación en el Tercer Mundo?

Ahora Obama llega al poder con un país empantanado, conflictos bélicos en medio planeta y una promesa de cambio. Si, además de talento oratorio tiene talento diplomático, pronto veremos una nueva muerte de la ideología. Pero volverá, claro. Siempre vuelve.

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