Fuego amigo

El síndrome del capataz

Cuando oí la noticia de que seis militares españoles habían muerto en Líbano como consecuencia de una bomba que estalló al paso del convoy militar, lo primero que me pregunté, antes de que me diera tiempo a pensar en las circunstancias personales de los fallecidos y de sus familiares, fue: ¿cuánto tardará la derecha en utilizar estas muertes contra Zapatero? Para mi sorpresa, cuando esto os escribo, una nota oficial del PP se limitaba a lamentar las muertes y solicitar lo evidente: que el Gobierno debe tomar "las máximas medidas de seguridad para proteger" a las tropas españolas, como si el Gobierno pudiese hacer lo contrario, o irse de caza como hicieron algunos del gobierno de Aznar cuando estalló la tragedia del Prestige.

Y sin embargo, no había pasado una hora cuando nuestros contertulios más significados de esa derecha, presas del "síndrome del capataz", siempre más cruel que el amo, se adelantaban a la versión oficial que tardaba en llegar. ¿Cuándo dimitirá Zapatero por esto? El argumento es muy simple: si el 90% de la población española, según las encuestas, estuvo en contra de nuestra participación en la guerra de Irak, y muchos de esos, entre los que me cuento, exigimos el regreso inmediato de las tropas, ¿por qué no lo exigimos ahora? La pregunta, incluso, puede ser más retorcida: ¿por qué ahora no hay ningún 90% de población que esté en contra de nuestra permanencia en Líbano?

No hay nada que me produzca más fatiga que tener que discutir lo obvio. Pero ante argumentos simples, respuestas sencillas (que no simples).

-Porque el ejército español está en Líbano, con gorra y cascos azules del uniforme de la ONU, con un mandato "legal", en este caso sí, de Naciones Unidas, y como fuerza de interposición, es decir, de pacificación, y no como fuerza atacante al servicio de una de las facciones. Tan es así, que Hezbolá, una de las milicias contendientes, y a la única de las tres –con israelíes y gobierno libanés- que presuntamente se le podría aplicar el principio de cui prodest, a quién aprovecha, ha negado rotundamente tener nada que ver con el atentado. Todo parece indicar que es un atentado terrorista islamista, inspirado por Al Qaeda. Terrorista, como ETA.

Bueno, pues algo que es tan fácil de entender, como que del terrorismo etarra sólo es culpable la propia ETA, se convierte por un encantamiento en que la culpa es de un tal Rodríguez Zapatero. Ayer, nuestro querido Pepe Polémico os lanzaba una apuesta, nada más conocer la noticia del atentado: "Espero ansioso la reflexión que mañana hará Manolo sobre la trágica noticia (....) De seguro, trate de lo que trate, los culpables serán la iglesia o la derechona. ¿Apostamos?"

Pues Pepe Polémico, al que leo siempre con interés, no iba muy desencaminado. Si se confirma que se trata de un atentado islamista... la culpa sería de una iglesia, otra iglesia, esa iglesia del Islam fundamentalista que anima a asesinar a los infieles, siguiendo el razonamiento del "derecho divino" instaurado por el Papa Urbano II, quien con su grito de "Dios lo quiere" invitó un buen día a la cristiandad a eliminar físicamente a sus infieles en la primera Cruzada e invadir, sin mandato de ninguna ONU de entonces, los santos lugares. Al fin y al cabo, estos fundamentalistas del Islam sólo son alumnos aventajados de los papas predecesores que les impartieron la lección magistral del odio contra el que no milita en su iglesia. A matar infieles porque dios lo quiere, y de paso, violar hasta la muerte a sus mujeres.

¡Ay va!, ahora que lo pienso, la misma orden que Bush recibió de dios al oído antes de invadir Irak.

Ya ves, Pepe Polémico, has ganado la apuesta. Hay un número inmenso de probabilidades de que detrás de una guerra injusta se encuentre siempre una iglesia o una derecha montaraz. Una de las dos, o las dos en fértil alianza. Casi nunca falla. Así que te la has ganado, aunque jugabas con ventaja, bribón: para ti la perra chica.

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