Fuego amigo

¿Pedirán perdón ahora Esperanza Aguirre y Manuel Lamela?

El titular del Juzgado de Instrucción número 7 de Leganés acaba de sobreseer el caso de las presuntas sedaciones irregulares en el hospital Severo Ochoa de Madrid. El ex responsable del servicio de Urgencias de ese hospital de Leganés, Luis Montes, tras casi dos años y medio de calvario, durante los cuales la derecha cavernaria lo presentó, a él y a sus compañeros implicados en el sumario, casi como asesinos, queda libre de cargos, pero con un daño moral del que tardará en curar, si algún día lo consigue.

Una denuncia anónima había acusado a los médicos de urgencias de ese hospital de haber practicado una "eutanasia masiva", con hasta 400 supuestos casos de homicidio, teoría a la que se apuntó inmediatamente el consejero de sanidad de Madrid, Manuel Lamela y la cohorte de la extrema derecha que gobierna la comunidad de Madrid.

Desde el primer día, como se comprobó a lo largo de la instrucción, el hecho de que la denuncia fuese anónima ya viciaba el caso con segundas intenciones inconfesables, ajenas a la buena o mala práctica médica llevada a cabo en aquel servicio de urgencias. Una vez más (¡como decíamos ayer!), las creencias y prejuicios religiosos contra la ciencia. Otra vez los designios de dios que no pueden ser violentados por ningún tipo de eutanasia, pues es privilegio del creador fijar el día y la hora de la muerte de sus criaturas y torturarlas en agonía como le venga en gana.

El siniestro y muy cristiano Consejero Lamela ha recibido el varapalo, ¡oh casualidad!, a las pocas horas de que la presidenta de Madrid, Esperanza Aguirre, lo hubiese cambiado de sillón y, en pago a su desastrosa gestión de la sanidad madrileña, le nombrara consejero de Transportes e Infraestructuras. Teniendo en cuenta que el Metro de Madrid es el medio de transporte que más se estropea a diario (a veces con tres líneas simultáneamente, cortadas durante horas por avería), el que menos inversiones en mantenimiento ha recibido de, posiblemente, toda la red de transportes del estado español, ¿de qué no será capaz el nuevo consejero en los próximos años, cuando acabe de aplicar su contrastada ineptitud al deteriorado Metro de Madrid al que dice venir a salvar?

Y una última pregunta: ¿Serán capaces, tanto Lamela como Esperanza Aguirre, de pedir perdón a esos médicos, a los que durantes dos años y medio trataron como delincuentes?

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