Fuego amigo

Gente ruda y con carácter

Con frecuencia tropezamos en nuestra vidas con gente despistada que confunde el "carácter fuerte" con el mal carácter, como si el comportamiento agresivo fuese una manifestación inequívoca de liderazgo. Algunos personajes dignos de estudio te dan un apretón de manos de esos que te crujen los huesos porque en un cursillo de autoafirmación pagado por la empresa les enseñaron que el apretón de manos era como una tarjeta de visita del estado de su virilidad o el nivel de reserva de seguridad en sí mismos.

La derecha, por ejemplo, tiene pasión por ese modelo de "carácter", por los desfiles, por el concepto de autoridad en el sentido de ordeno y mando, hasta el punto de que impregnan hasta sus himnos con él: "Prietas las filas, recias, marciales, nuestras escuadras van". A veces alcanza tintes cómicos, como cuando Fraga llegó a quitarse la chaqueta y arremangarse la camisa con la intención de liarse a hostias tabernarias contra un grupo numeroso de reventadores de su conferencia.

Su alumno Mariano Rajoy tiene tan interiorizado ese papel, que a menudo parece ese padre gruñón, perennemente enfadado, que tiene aterrorizada a su familia con las disculpas más nimias, si la comida está fría, la camisa a cuadros sin planchar o el niño no le deja oír la tele con sus llantos. Nunca una palabra amable, porque la amabilidad y el diálogo son leídos como debilidad y, en consecuencia, como falta de carácter. Y a lo mejor este buen hombre es un tipo encantador en la intimidad de su casa y entre el círculo de amigos, como la vida oculta del violador asesino que tenía fama de simpático y amable entre sus asombrados vecinos antes de que la policía descubriera sus desmanes.

El jefe de la oposición nos estuvo regañando con el asunto de ETA en todas sus variantes durante meses hasta los límites de la grosería y el desprecio contra el presidente del Gobierno y el resto de la Cámara. Cada vez que abría la boca era para anunciarnos que el Estado estaba a punto de rendirse. Arrepentíos, pecadores: fuera de la iglesia del PP no hay salvación. De tal manera tensó la cuerda de la regañina semanal en sus preguntas parlamentarias que cuando por razones estratégicas hubo que cambiar el paso debido a la ruptura de la tregua de ETA, cualquiera que fuese el sentido de la pregunta se presentaba con el mismo tono apocalíptico, como si lo importante fuese mantener el volumen estridente de la música, y no la letra.

Así que, sea porque las camisas no están planchadas o la comida fría, el caso es que hay que mantener el tipo del carácter, del mal carácter, se entiende, y pegar con el puño en la mesa ya sea porque el PSOE quiere negociar con ANV o porque ¡santo cielo! el recibo de la luz ha subido más que el IPC. El mantener a toda costa ese tono de víspera del fin del mundo tiene el inconveniente de que si el tema del día no está a la altura de la gravedad de la bronca haces el ridículo. Mariano ya no sabe hablar de otra manera, como si tuviera miedo a que descubriéramos que en el fondo es un tío simpático y amable, y no el violador que se empeña en aparentar, y no el actor grosero que, tal como hizo ayer, es capaz de dirigirse a Zapatero con frases irrespetuosas como éstas: "El gobierno de España que, que se sepa, usted preside..." Siempre desagradable, sin vacilar, como un valor que se le supone sólo a los buenos guerreros de la palabra.

Como una consigna seguida por todos los miembros de la camada de la extrema derecha que dirige al PP. También ayer mismo, Esperanza Aguirre, la que se postula para sustituirle en el liderazgo del partido, en una actuación memorable (¿) en el curso de su toma de posesión de la presidencia de Madrid, después de alabar públicamente y entre lágrimas las virtudes de su marido Fernando (la alta política está alcanzando las más elevadas cotas de salsa rosa), como la inteligencia y su sentido del humor, puntualizaba que "nunca tendré palabras para agradecer (en él) lo que para mí es más importante, su patriotismo". Mi Fernando es muy listo y tiene una coña que te cagas, pero lo más importante es que es un patriota. ¿Vais pillando, queridos niños?

Así que, con semejante marcaje, con el aliento de la sucesora en el cogote, cualquiera pacta ni siquiera los buenos días con el proetarra y elevador de precios de la luz Rodríguez Zapatero.
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Meditación para hoy: Según el proyecto de la Ley del Vino, en su enésima redacción, los vinos no podrán anunciar en su publicidad que, tomados en dosis moderadas, producen efectos muy beneficiosos para el organismo, gracias a componentes como el resveratrol. Y sin embrago, ¡oh misterios de la alta política!, otro proyecto de Ley, el de Bienestar Animal ¡deja fuera de su normativa la fiesta de los toros como ejemplo de maltrato a los animales! Ya sé que, como no sois del gobierno, no lo entendéis. Así que, como castigo, escribidlo cien veces en la pizarra, por tontos de capirote.

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