Fuego amigo

No se fían ni de ellos mismos

Nunca estuve muy seguro de la veracidad del axioma que asegura que perro no come perro. Sabiendo que se trata del mejor amigo del hombre, es muy probable que los perros no se coman entre sí excepto cuando llegan a una situación límite de hambre. En ese punto seguro que sacarán a relucir las enseñanzas aprendidas de su fiel amigo y sin embargo amo.

Las pirañas de una pecera deben tener mucho cuidado con quién se pone a su cola, porque saben que piraña sí come piraña al menor descuido. En el famoso accidente de aviación de los Andes se demostró que hay momentos en que el hombre también come hombre. (Meditación para hoy: por cierto, si el perro es el mejor amigo del hombre, ¿cuál de los dos es el que tiene un problema?)

En la banca debe de ocurrir algo parecido. Se sabía que el cliente debía tener mucho cuidado con el banquero que se le ponía a su espalda, pues sin previo aviso te podía cobrar por retirar dinero de un cajero automático (que a su vez en su momento ya había eliminado varios puestos de trabajo) o multiplicar por diez, de la noche a la mañana, la comisión por expedición de una tarjeta de crédito, o esos pequeños latrocinios por los servicios más mínimos, como los extractos de cuenta que recibimos en casa, que ellos llaman graciosamente comisiones.

La mayor revelación que ha destapado esta crisis es que los banqueros no se conceden el menor crédito entre ellos. Como la gente del hampa. Como bien avisaba el otro día el gobernador del Banco de España, "los bancos no se fían de ellos mismos". ¿Cómo se van a fiar, pues, de nosotros, que somos unos tirados? Que los banqueros no eran el mejor amigo del hombre ya lo sabíamos, pero que ellos solos hayan llegado a la conclusión de que pertenecen al género de las pirañas es todo un golpe de sinceridad que habría que valorar en su justa medida.

--------------------------------------------------------------------
Otra meditación para hoy:

Antes de esta crisis, para obtener un crédito bancario bastaba con tener un bien con el que responder sobradamente. Las hipotecas sobre las casas apenas cubrían el 70 o el 80% de su valor, y el banco creía así estar a salvo de futuros impagos. A esa cosa le llamaban crédito, aunque nunca semejante transacción se basó en el crédito que los clientes les merecíamos: jamás creyeron en nosotros, y esa es precisamente la base de la prosperidad de la banca, no dar crédito a cualquiera. Coches y casas como garantía de los préstamos.

Pero como ya nada es como hasta ahora, la banca se está haciendo con un parque inmenso de automóviles que sus dueños no pueden seguir pagando, y una fortuna en viviendas desahuciadas. Por ejemplo, cada día entran en los juzgados de Madrid 17 peticiones de embargo de pisos por impago de la hipoteca, aunque los tribunales sólo son capaces de resolver 8 diarios. Se encuentran así con la amenaza de que, por acumulación creciente, pasarán de dos a tres años antes de que se resuelvan los embargos de los próximos meses. Si desesperados están los desahuciados, más lo van a estar dentro de poco los banqueros. Así que, aviso a la concurrencia: ahora es el momento de comprar los coches y los pisos... en los bancos. Y a un buen precio.

Más Noticias