Los partidos viven constantemente debatiéndose en un mar de contradicciones morales. Por ejemplo, mientras en Génova 13 el Partido Popular, empujado por su sección clerical de la Conferencia Episcopal, prepara enviar al Tribunal Constitucional la previsible ampliación de la Ley del aborto, parte de sus parlamentarios europeos votaban la semana pasada reconocer como derechos fundamentales el aborto, la eutanasia y los matrimonios entre homosexuales.

Como están lejos, pensarán, pues a lo mejor Rouco no se entera. ¡Ah!, pero aquí estoy yo, de acusica, para asegurarme su compañía en el infierno.

Siempre con el aliento de la clerigalla en el cogote, como un padre severo que les vigila por encima del hombro, la verdad es que debe de ser un ejercicio político imposible eso de intentar sintonizar con el progreso aplicando la moral de las viejas y sagradas escrituras.

El PP, que gobernó durante ocho años, cuatro de ellos con mayoría parlamentaria, tuvo que colocar una manta de silencio sobre las palabras del vicario judicial de la diócesis de Ciudad Real, Bernardo Torres, cuando dijo aquello de que "los partidos que constituyen las mayorías parlamentarias, las que dictan las leyes" están "fuertemente sometidos a determinados lobbies o grupos de presión cercanos a colectivos gays o de otra índole, como pueden ser las logias masónicas". Los viejos fantasmas, los homosexuales y los masones. ¿Gays y masones también en el PP? Por cierto, ya que estamos, ¿qué sabe el señor vicario de la trama de espías del PP de Madrid?...

... O, como cuando el obispo de Tenerife, Bernardo Álvarez, aseguraba que las uniones de católicos divorciados "no son válidas". ¿Se han enterado en el PP de que las sotanas están negando la validez de la boda del príncipe Felipe con Leticia, ellos que ven en el futuro de la monarquía el seguro de vida de la democracia? Más aún, ¿se han enterado de que ha comenzado la revolución en las sacristías? Ahí sí que hay materia para investigar. ¿En qué pierden el tiempo esa legión de espías de la femme o de la madame?
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Meditación para hoy (parte II):

Yo aviso: alguien se va a quemar. Esperanza Aguirre acaba de decir que pone "la mano en el fuego" por todos sus consejeros, en el caso del espionaje político. Pero hay algo raro en la forma de exponerlo. En lugar de anunciar, como haría yo, mismamente, que "he puesto una denuncia en el juzgado de guardia contra el diario El País", la presidenta de Madrid, inexplicablemente, y contra su inveterada costumbre de amenazar con acudir a los tribunales, ha presentado esta otra versión dulcificada: "Aquí no hay montada ninguna estructura de espionaje ni nada que se le parezca, y quién diga lo contrario tendrá que probarlo, y si no lo acredita, tendrá que rectificar". No sé vosotros, la veo lacia, fané y descangallada, cuando en sus momentos de gloria seguramente hubiese dicho: "y quién diga lo contrario miente, y se verá conmigo en los tribunales".

Desde Génova 13 han sido mucho más duros. En un comunicado de ayer tarde convinieron en que, de confirmarse las escuchas y seguimientos, se trataría de "unos hechos gravísimos y unas actuaciones inadmisibles, que darían lugar a responsabilidades en el ámbito de la Justicia". Así se habla. Mi niño Rajoy ya le tiene cogida media yugular a la lideresa, con la disculpa de darle un beso cariñoso.
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Segunda meditación para hoy:

El PP, aprovechando que, al menos en Europa, los gays ya no son malos, ha comenzado una transformación que va a deparar grandes sorpresas a su electorado. Debo anunciaros que el PP, queridos niños, es un partido travesti, o sea, la parte folclórica de los gays. Por ejemplo, para recibir la crisis, como ya sabéis, se ha travestido de Partido comunista Popular. Vivan los pobres, mueran los banqueros, van gritando por las esquinas.

Y ahora, cuando ya creíamos haberlo visto todo, con la victoria de Obama se ha travestido en el defensor de los negros. Al parecer, está preparando una Proposición No de Ley pidiendo que España "se solidarice y reconozca los derechos de los negros en la historia", según su portavoz de Exteriores, Gustavo de Arístegui. Ni Aznar, con su capacidad de mimetizarse con el paisaje, habría intentado hacerle la pelota tan descaradamente al nuevo emperador.

Con tal propuesta de reparación buscan, al parecer, "una fórmula para reconocer el agravio histórico de las comunidades negras de África y América". Mala suerte para todos los españoles que reposan en fosas comunes, asesinados por el franquismo. Les está bien empleado por ser de piel blanca, gallegos, extremeños, andaluces, catalanes... Si fuesen negros, con este nuevo PP la Memoria Histórica sería una fiesta de reconciliación nacional que ríete tú de la que le montaron a Obama anteayer en Washington.