Fuego amigo

Tengo una pregunta trampa para usted

La prueba de que es una locura enfrentarse a cien preguntas de ciudadanos en televisión, sin que el entrevistado conozca previamente el contenido, es que Mariano Rajoy, el rey del sexto sentido, ha declinado la oferta de TVE para acudir al programa, a continuación de Zapatero. Quizá después de las elecciones vascas y gallegas, respondió ladinamente a los responsables de televisión. Ya se sabe, ante unas elecciones tan decisivas, los ejercicios de sinceridad suelen pagarse muy caros.

No sé si Zapatero es más valiente que Rajoy (bueno, sí lo sé) o si no tenía otra opción, pero el caso es que por segunda vez se enfrentó a un programa de televisión que más parece un interrogatorio de tercer grado que un espacio de entretenimiento.

Un presidente de gobierno puede sentirse cómodo en el Congreso, donde la agresividad de la pregunta puede contrarrestarse con una respuesta de igual nivel de intensidad. Pero en televisión, donde ya el propio medio es un espectáculo en sí mismo, los ciudadanos deben obtener respuestas amables del presidente, dichas con la mejor sonrisa, por muy desconcertantes o impertinentes que le parezcan las preguntas. Una encerrona, de la que Rajoy ya probó la hiel, y de la que Zapatero no ha podido zafarse.

La trampa está en elegir a una mujer con síndrome de Down para interrogarle sobre la política de empleo para los discapacitados; o en seleccionar a un constructor para preguntarle por el paro; o un cura, para que le haga la pregunta idiota de la noche: "¿Cree que el embrión o el feto es un ser humano?"; o a un pacifista, que acaba soltando a bocajarro la pregunta imposible de responder sin ruborizarse: "¿Por qué España es uno de los mayores exportadores de armas del mundo?" ¿Por qué, señor presidente?
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Y en este punto comienza la incómoda meditación para hoy:

Alguno de vosotros, con mucho tino, preguntaba ayer al PP por su doble moral, de pacifistas en la oposición y cómplices de guerras y de la industria del armamento al mismo tiempo. TT lanzaba otra de las preguntas imposibles al PP. ¿Cuál de las siguientes empresas privadas cerraría?:

-CASA (Construcciones Aeronáuticas S.A.), Madrid?
-Indra S.A., Alcobendas (Madrid)?
-General Dynamics-Santa Bárbara Sistemas, Madrid?
-Industria de Turbo Propulsores, Zamudio (Bizkaia)?
-Gamesa Industrial S.A., Álaba-Araba?-Explosivos Alaveses S.A., Madrid?
-Iveco-Pegaso S.L., Madrid.

Dejando a un lado la doble moral de la derecha, os pido que utilicemos la nuestra. Vender armas a países en guerra, como Indonesia y Colombia, tal como hace España, es una industria que sostiene muchos puestos de trabajo, pero una inmoralidad. Sería como justificar el tráfico de cocaína o heroína, como ya se ha hecho, porque es el único sustento de muchos campesinos colombianos. Cuando quizá habría que preguntarse en qué medida el monocultivo de la coca está impidiendo el desarrollo del campesinado, con cultivos alternativos. Como en el caso del tabaco, que nos lleva a la paradoja de gastar ingentes fortunas en la prevención del tabaquismo y sus enfermedades anejas, mientras ningún país osa dar el primer paso para prohibir su cultivo y consumo. Con el agravante de que los impuestos que devenga la droga suponen una parte importante de los ingresos de los estados.

En cuanto a las armas, os dejo la meditación de un amigo mío, corresponsal en muchas guerras (allí vio sobre el terreno las minas antipersona vendidas por España, y que el gobierno de Zapatero, por cierto, prohibió): los cinco mayores exportadores de armas del mundo -China, Rusia, Estados Unidos, Reino Unido y Francia- son los cinco países con derecho a veto en la ONU. Curioso, más que nada.

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