Fuego amigo

Como matar dos pájaros de un solo disparate

Las formas son tan importantes que a veces anulan el fondo de la cuestión. Atendiendo a las formas, puede ocurrir que un jurado absuelva a un asesino confeso de una pareja de homosexuales, como acaba de ocurrir, pasando por encima del fondo: dos víctimas asesinadas a cuchilladas, y con saña.

Gracias a que las formas prevalecen sobre el fondo, Eduardo Zaplana anda suelto porque la obtención de las conversaciones telefónicas en las que, entre otras cosas, reconocía estar en política "para forrarse", adolecía de defectos de forma. Le puedes contar por teléfono a un amigo que has matado a tu madre, que si no ha sido grabada la conversación mediante un mandato judicial, te vas de rositas. Es la perversión absoluta del concepto de las garantías procesales.

En cambio, si un ministro de Justicia coincide en una cacería con un juez que investiga la mierda que ahoga al Partido Popular, no es condición imprescindible para inculparles que se grabe a ninguno de los dos, ni siquiera hablando por teléfono: es evidente que ambos se citaron para que todos les vieran conspirar en la intimidad multitudinaria de una cacería en la que participaban decenas de personas. Es así de estúpido, pero en ninguna parte está escrito que la política sea el reino donde habita el sentido común.

La pieza de Bermejo en esta cacería se la han cobrado los del PP y alguno de sus compañeros socialistas. Lo que se llama fuego amigo, vamos. Más parece que las declaraciones de Patxi López o Jerónimo Saavedra, en compañía del acojone crónico de la vicepresidenta María Teresa Fernández de la Vega, son las que más han pesado en el ánimo del ya ex ministro.

Les parecerá muy bonito y un acto ejemplar de comportamiento democrático. Pero creo que Zapatero, con la aceptación de esta renuncia, está siendo cómplice de un sinsentido. Porque es poco menos que reconocer que Bermejo y Garzón sí conspiraban a la vista de todos, y que Rajoy, por lo tanto, tiene motivos sobrados para recusar al juez. A esto se llama matar dos pájaros de un sólo disparate.
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Primera meditación para hoy:

El proceso ya está en marcha. Los ciudadanos ya podemos apuntarnos para pedir un juicio contra José María Aznar por crímenes de guerra en la invasión ilegal de Irak. El 27 de marzo se presentará ante el Tribunal Supremo una querella contra él y algunos miembros de su gobierno, como el entonces ministro de Defensa, Federico Trillo, actual portavoz de Justicia del Partido Popular en el Congreso, y Ana Palacio, ex ministra de Exteriores.

Federico Trillo, del que dependían las tropas españolas en una guerra injusta, en la que España participaba contra la opinión del 90% de la población, el mismo que nos engañó a todos, familiares incluidos, en el lamentable suceso de la identificación a voleo de los cadáveres del Yak-42, es quien pedía estos días con más ahínco la dimisión de Bermejo.

El ministro acabó dimitiendo por una cacería inoportuna, pero Trillo, con más motivos para haber sido borrado de la vida política hace mucho tiempo, continúa de diputado en el Congreso. Son dos formas muy distintas de sentir la vergüenza. Me gustaría que el banquillo hiciese justicia con el hombrecillo insufrible y sus inmorales campeones de la moral. Y aunque sé que no lo verán nuestros ojos, al menos los héroes de las Azores tendrán que soportar nuestra sonrisa de oreja a mayor oreja durante una temporada.
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Segunda meditación para hoy:

Mariano Rajoy, seguramente envalentonado por la dimisión de Bermejo (circunstancia que se habrá apuntado como un éxito propio entre los suyos -por cierto, ¿quiénes son los suyos?-) ha decidido dejar para hoy lo que había prometido para ayer: presentar la recusación contra Baltasar Garzón. Estará haciendo tiempo, esperando a ver si la vicepresidenta de la Vega, Paxi López y Jerónimo Saavedra le echan una manita.

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