Fuego amigo

Quien tiene un tesorero tiene un tesoro

Había estado todo el día anterior encerrado en su despacho, sin tomarse una pausa para salir a almorzar, ultimando la imputación en la trama de corrupción de dos aforados (ya se les empieza a conocer como aforrados) del Partido Popular. Vi luego por televisión las imágenes de Garzón, entrada ya la tarde, saliendo al fin de su madriguera, como seguramente diría Rajoy, enviando una insólita sonrisa a los medios de comunicación que hacían guardia a las puertas de la Audiencia Nacional, también ellos hambrientos, probablemente sin comer.

En verdad, en verdad os digo que no parecía el semblante de alguien que había estado al borde del accidente vascular el día anterior. Se le veía relajado, como de haber hecho una buena digestión. Lo que había comido el juez Garzón era un alimento que todos los expertos aconsejan tomar bien frío: la venganza, ese bocado que necesita del aderezo del tiempo para que mejore su sabor, como los buenos vinos.

Mientras los abogados del Partido Putrefacto preparaban para el día siguiente diecisiete folios de querella contra él (y dos huevos duros... mec, mec... mejor que sean tres, se oía alegremente por los despachos de Génova 13 a los tristes imitadores de los Hermanos Marx), el juez resolvía su dieta espartana con apenas un párrafo, lo que se dice un bocado. Lo de un indigesto par de huevos lo dejaba para la derecha testicular, que es lo suyo.

El resto ya lo sabéis. Ni para ti ni para mí. Ni para los Tribunales Superiores de Justicia, ni para la Audiencia Nacional: para el Supremo, y que dios reparta suerte. Pero antes esperó a que el PP hiciese una vez más el ridículo presentando una querella que ni el ex juez prevaricador Gómez de Liaño (de esto sabe un huevo, mec mec, que sean tres) le encuentra el menor sentido ni posibilidad. "Un brindis al sol", "una querella sin técnica jurídica" y "sin fundamento", avisaba ayer el ex juez del caso Sogecable. Y eso que se supone que Gómez de Liaño es uno de los suyos, el abogado favorito de la derechona.

Sabemos que, además de un eurodiputado, uno de los presuntos imputados es el aforrado Tesorero del PP, Luis Bárcenas. Y todo ello cuando apenas había transcurrido una semana desde que Rajoy intentara establecer las diferencias de la trama que salpica hoy a su partido con los casos Naseiro o Filesa, buscando vanamente exculpar a su partido de la menor sombra de sospecha sobre una trama de financiación ilícita.

Trama, no sé. El Supremo dirá. Pero ya se sabe que quien tiene un tesorero tiene un tesoro. Para colmo de los malos presagios, el "asesor" jurídico de la querella ha sido Federico Trillo. Y todavía sigue sin dimitir este inútil.

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