La campaña del cartel del lince con ese niño que se parece escandalosamente a Jiménez Losantos ha tenido su colofón en una manifestación en Madrid, a la que no pude acudir porque estaba pecando, que es la tarea que nos ha asignado dios a los malos, en sus planes de salvación de los buenos cristianos. Había sido convocada por varias piadosas organizaciones -Derecho a Vivir, Hazte Oír, Médicos por la Vida y Provida Madrid-, alguna de ellas inspiradora del video con que aterrorizan a los niños en sus escuelas religiosas financiadas con dinero público.

Era lo más representativo que tenemos de la caverna político-religiosa, en comunión (después de confesar) con la derecha, que cobardemente no se atrevió a dar respaldo oficial a la manifestación porque se acercan las elecciones europeas y hay que utilizar todos los cebos posibles para pescar votos. Estaba, eso sí, Vicente Martínez Pujalte, el único diputado que ha sido expulsado de un pleno del Congreso en la historia de la democracia, agradecido eternamente a san Josemaría por haber inculcado a sus padres su rechazo al aborto.

El PP envió a su facción folclórica, Pujalte y Álvarez del Manzano, y a una veintena más de diputados y senadores, quizá para evitar que los más altos representantes de su partido se viesen en la penosa obligación de explicar por qué bajo su mandato consintieron medio millón de abortos, sin recurrir una ley tan bárbara que permite matar a fetos de Losantos y dejar vivir a unos gatos impúdicos que chillan, como animales que son, cuando se aparean.

Según la policía, acudieron en Madrid 10.000 manifestantes. Según los organizadores, medio millón, familias enteras con sus numerosos niños y niñas. Si algo bueno tiene esto de ser creyente es que por padecer visiones no te toman por loco sino por santo. Ana Botella veía inexistentes trituradoras de fetos. A los organizadores de las manifestaciones de ayer les salían unas cuentas tan disparatadas porque quizá contabilizaban la presencia impalpable e inaprensible del medio millón de almitas trituradas, caminando ensangrentadas, como la Santa Compaña, entre la muchedumbre.

O quizá es que, una vez más, confunden la geometría con la fe.
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Meditación para hoy:

Parece ser que está ya cerrado el acuerdo para que Arantza Quiroga, una de las más genuinas representantes de la la extrema derecha meapilas del PP vasco, "ojito derecho" de José María Aznar, en palabras de Basagoiti, sea la próxima presidenta del Parlamento vasco, en ese intercambio de cromos entre el PSE y el PP para desalojar al PNV. Parece que se ha "valorado muy positivamente", como dijo no sé quien, que la tal Arantza no sabe ni papa de euskera. Repetid todos conmigo: presidenta del Parlamento vasco y no habla euskera. Ya sabíamos, por declaraciones suyas, que "jamás utilizaría el preservativo". Pero para mantener relaciones en el Parlamento vasco creo que es imprescindible utilizar el euskera. Creo. Todavía no he asimilado si es una provocación o es que los chicos de Patxi López han perdido definitivamente la razón. O ambas cosas.