Fuego amigo

¿Qué piensan los neocon españoles?

Ayer os lo anuncié, aunque os juro que no he hecho a escondidas ningún máster de profeta de los que imparte Génova 13. Era tan solo puro análisis la deducción de que volveríamos a ver en el Congreso, en la sesión de control parlamentario al gobierno, el mismo diálogo de sordos que el día anterior, pero sin la brillantez de Rubalcaba, con los mismos argumentos cansinos en torno a la política antiterrorista, adornados con (una vez más) las risas y las groserías de los pujaltitos a las que nos tiene acostumbrados el circo de la derecha.

Me tragué buena parte de la sesión de control, debo confesaros que con desgana, con parecida desgana a la que me pareció ver en Rodríguez Zapatero y la vicepresidenta De la Vega. Ellos tenían que permanecer atados al duro banco, porque les va en el sueldo tener que soportar con la mejor de sus actitudes las preguntas reiterativas de una oposición filibustera. Si alguno de vosotros vio el debate me gustaría que me dijeseis si tuvisteis la misma impresión que yo: que tanto Zapatero como la vicepresidenta estaban atrapados en lo más parecido a una pesadilla recurrente, mezcla de estupor y de indignación, por ver cómo el Partido Popular tiene secuestrada la actividad parlamentaria.

Uno de los que preguntaba, Ángel Acebes, venía de escuchar seguramente la declaración en el juicio del 11-M del inspector jefe de los Tedax quien, con voz firme, acababa de revelar en sede judicial que el gobierno de Aznar ya sabía por su boca, a las 5 de la tarde de aquel fatídico día 11 de marzo, que el explosivo utilizado para los atentados no era el habitual de ETA. Quedaba al fin al descubierto su primera mentira en aquellos momentos tan delicados, a pesar de los intentos desesperados e infructuosos de la peculiar "acusación particular" de los abogados de la AVT. Al PP le estallaba esta bomba informativa por la mañana, y en un vano intento de acallar su onda expansiva, agitaba nuevamente el tambor del manoseado y estéril asunto del cambio de régimen carcelario de su héroe: De Juana Chaos.

Cuando ya pensaba que el mal cuerpo me iba a durar hasta la noche, mire usted por donde vino en mi ayuda el incomparable, el insuperable, el insufrible hombrecillo, el más experimentado profeta de los cuatro jinetes del Apocalipsis, con una de sus profecías magistrales. En la presentación de un libro titulado "¿Qué piensan los neocon españoles?", al referirse a las amenazas de Al Qeda a España hizo el siguiente análisis... bueno, él le llama análisis y no es cuestión de agravar su dolencia llevándole la contraria: "Si se cede, no deberá sorprendernos que el próximo paso del chantaje de los terroristas sea la implantación de la ley islámica en una parte de nuestro territorio y la ruptura del principio de igualdad de todos ante la ley". ¿Qué pensarían los neocon españoles que asistían a la presentación del libro "¿Qué piensan los neocon españoles?", cuando contemplaron al que fue presidente de España hasta el otro día comportarse como un insensato? ¿Le rieron la gracieta? ¿Lloraron? ¿Llamaron al servicio de urgencias?

La última alegría del día me la dio la noticia de la muerte de Inmaculada Echevarría que padecía distrofia muscular progresiva, y que era mantenida con vida de manera artificial y contra su voluntad. Como el muy cristiano Hospital de San Rafael se negaba, por orden del Vaticano, a desenchufar los aparatos de respiración forzada, tuvo que ir a descansar en paz a otro hospital laico dependiente del Servicio Andaluz de Salud. Me alegro por dos razones: porque al fin Inmaculada deja de sufrir y porque triunfa su voluntad soberana sobre la del dios inexistente que, según los sacerdotes que administran sus designios, disfruta gratuitamente torturando a sus criaturas.

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