Fuego amigo

Mujeres, que Alá os perdone

Dos mujeres suicidas activaron los explosivos que llevaban ocultos entre sus ropas, y provocaron más de setenta muertos y decenas de heridos en Bagdad. Comprendo en cierto modo los motivos de los islamistas suicidas varones, a los que se les promete, para su libre uso en el paraíso, no menos de 72 huríes ("de hermosos ojos"), siempre a estrenar, durante toda una eternidad.

¿Pero qué les promete el Islam a las mujeres? ¿Para qué tantas prisas si lo que les espera es continuar con su papel secundario, eternamente esclavas del varón, esposas condenadas a contemplar perpetuamente cómo su marido se lo monta con las 72 prostitutas divinas? Un paraíso en el que, para mayor escarnio, tendrán que convivir con el teólogo Ibn Taimiya (928 d. C.), que aconsejaba aquí en la Tierra la mutilación genital de la mujer como método para prevenir el adulterio, pues "si la mujer conserva el prepucio (clítoris) vive con un exceso de excitación y con un deseo muy fuerte para los hombres".

Es uno de los grandes misterios de las religiones: cuanto más maltratan a sus fieles, con más ardor son defendidas por ellos. No importa que un campamento de peregrinos en la Meca arda por los cuatro costados, convirtiendo a cientos de fieles en una pira humana, o bien un autocar se despeñe camino de Lourdes, cargado de gente piadosa a la que se le escapó la vida en apenas un avemaría: los supervivientes seguirán dando gracias a dios por haberles salvado.

Para las suicidas de Bagdad nos queda la oración del profeta, fruto de una de sus visiones del más allá, ayudado por su cómplice el ángel Gabriel: "¡Mujeres! (...) que Alá os perdone, ya que entre los moradores del infierno he visto que erais más en número que los hombres". Las mujeres suicidas se inmolaron, imitando a sus hombres en ese sacerdocio de muerte y terror, porque creían así hacer méritos para escapar del infierno, sin comprender que el infierno era precisamente su religión.

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Meditación para hoy:

Desde que el hombrecillo insufrible, en aquella memorable jornada en la Ribera del Duero, nos miró a los ojos, nos apuntó con un dedo de beodo, y nos sermoneó con aquello de "¿quién es usted para decirme las copas que me puedo beber?", comprendí que el Partido Popular soñaba con ser cada vez menos partido y más popular.

¿Que a la gente le gusta conducir con una copa de más? Pues seamos irresponsables, pero populares, y busquemos el voto de los conductores borrachos. ¿Que Tráfico nos pide prudencia porque no puede conducir por nosotros? Él nos advierte: "¿Y quién te ha dicho que quiero que conduzcas por mí?" Seamos populares, busquemos el voto de los suicidas y asesinos al volante.

Que, por fin, si el gobierno se pone a la labor de cumplir con la Ley de Costas derribando los chiringuitos de playa ilegales, el PP emprende una cruzada por la cervecita en la playa porque "los chiringuitos están muy apegados a España". Irresponsables, sí, pero cada día más populares, según las encuestas.

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