Fuego amigo

Un ejemplo para nuevas generaciones

Jamás olvidaré aquel día en que el líder planetario José María Aznar, copa de vino en mano, dedo índice volandero de beodo, hacía su impagable aportación a la campaña de la Dirección General de Tráfico en favor de la prudencia y contra el consumo de alcohol en la conducción. En aquel alegato, envuelto en los vapores del alcohol, resumía uno de sus credos políticos: "A mí no me gusta que me digan: no puede ir usted a más de tanta velocidad"; y preguntaba, de paso, al Director General de Tráfico: "¿Quién te ha dicho a ti que quiero que conduzcas por mí?"

El hombrecillo insufrible, que condujo este país durante ocho años, borracho hasta las patas de tanto empinar el codo con fuertes medidas (bebidas) neoconservadoras, es un ejemplo para las nuevas generaciones de españoles. Para unos, el ejemplo de lo que no hay que ser de mayor. Para otros, el caudillo que podría sacarnos de las calamidades presentes, si no fuese porque prefiere salvar su economía particular a soltar por fin la receta que sólo él conoce para salir del pozo en que nos hallamos.

Amigos tengo, celosos de la educación de sus hijos, que se apresuran a apagar la radio y la televisión cuando aparece Aznar, con esa vocecita de borrachuzas que se le ha puesto últimamente, de tanto beberse las palabras.

Si los papás de Manuel Cercadillo, concejal del PP en Arganda del Rey, hubieran tenido la misma precaución que mi amigo, se habrían ahorrado el espectáculo bochornoso de ver a su hijo, borracho al volante, insultando a los agentes de la Guardia Civil que le dieron el alto. ¿Quién te ha dicho a ti, pedazo de guardia civil, que no puedo ir a 200 por hora, con la mejor cosecha de Vega Sicilia circulando por mis venas? ¿Es que no has oído a Josemari, rojo de mierda?

Más Noticias