Fuego amigo

La traducción simultánea

El comienzo del juicio del 11-M no defraudó. Los conspiranoicos del juicio paralelo se emplearon a fondo durante todo el día. La santa radio y el boletín oficioso del PP dedicaron todos sus esfuerzos a avivar la mecha adosada a los explosivos de la discordia, el argumento medular de la teoría de la conspiración. Bueno, algún día les explotará en la cara.

Eso, con ser ya un asunto que rebasa las fronteras, con las consiguientes chanzas entre los colegas de la prensa internacional, no es nada comparado con el comportamiento del Partido Popular, que, sin estar en la causa, parece como si fuese a él a quien más le afecta esta causa. Allí se presentó Gustavo de Arístegui, el único representante de un partido político, para recordar a la prensa extranjera, emulando los recados de Aznar el día de los atentados, que "hay demasiadas incógnitas" sobre los inductores de la matanza, y que "hay que preguntarse si de verdad Al Qaeda estaba detrás". Así, como aperitivo, sin disimulos, con parecida insistencia a la utilizada por el hombrecillo insufrible cuando desesperadamente llamaba aquel día fatídico a todos los corresponsales extranjeros y directores de la prensa nacional para jurarles aquello de "ha sido ETA, ha sido ETA".

Gustavo de Arístegui no es cualquiera en ese partido. Es su portavoz en la Comisión de Asuntos Exteriores del Congreso de los Diputados. Y ayer se personó en la sala para recordar a todos la vieja consigna de ha sido ETA, ha sido ETA, y algo más... mucho más. Quizá para recordar, también, con su presencia, a dos de los jueces de la causa, "que sois de los nuestros, que estáis ahí sentados gracias al entramado conservador de la judicatura" cuyos hilos mueve en la sombra el Partido Popular. Arístegui fue a poner el aliento en el cogote a los magistrados ultraconservadores que van a dirigir el juicio, como diciéndoles "os estamos vigilando desde muy cerca".

Una persona sensata, o sea yo, pensaría que un ataque terrorista de la magnitud del que se está juzgando debería haber aglutinado sin fisuras a toda la población contra el enemigo común. Así sucedió en Nueva York y así fue en Londres, donde la desgracia sirvió para compactar un sentimiento formidable de solidaridad con las víctimas y el afianzamiento de los lazos de pertenencia al grupo en todos los ciudadanos del país. En nuestro caso, una de las rarezas más chocantes, y que espero que acabe pasando factura a sus promotores, es que las asociaciones de víctimas cercanas a la derecha ¡comparten puntos en común con la defensa de los presuntos terroristas!

Hoy, sin ir más lejos, el director de esta orquesta enloquecida, el diario El Mundo, pone en duda la capacidad de El Egipcio, el principal encausado, para pergeñar un atentado de tal envergadura, por lo que viene a concluir que la conversación telefónica que se presenta como prueba, en la que se confesaba ser el muñidor de la conjura, "es un farol", porque el personaje no tiene la suficiente entidad. Pues a ZP tampoco se le puede haber ocurrido, digo yo, porque la preparación de un atentado como ese no está dentro de las capacidades de un bobo solemne. ¿A quién se le habrá ocurrido? ¿A ETA?

Ayer, nuestro contertulio David hacía un razonamiento de libro, de libro de lógica. Venía a decirnos que no se entiende que el PP se empeñe en demostrar que detrás del 11-M estaba ETA, porque una de las claves del argumentario de la oposición en este último año ha sido que la banda terrorista, cuando ellos gobernaban, languidecía acorralada y muy debilitada, y no como ahora con los socialistas, con los que se ha crecido y ha ganado en peso y capacidad de acción, como se ha visto en el atentado de la T4.

Así que, con las reglas de la lógica de David en la mano, o ETA no pudo cometer tamaña matanza porque los supermanes del PP la habían anulado prácticamente, o sí fue ETA porque resulta que aquel gobierno era un atajo de bandarras ineptos que no habían avanzado ni un paso en la lucha antiterrorista. ¡Qué difícil elección: pasar a la historia como un imbécil por no haber sabido anular a los terroristas o pasar a la historia como un imbécil por sostener que una banda terrorista sin capacidad para tirar un petardo de feria, gracias a la política de acoso de su gobierno, fue capaz de asesinar delante de sus narices a 191 personas y dejar malheridas a otras 1.500!

Pero esto no es nada. Permaneced atentos porque, como ya os avisaba ayer, cada declaración, cada gesto, cada vuelo de mosca que ocurra en la sala tendrá una traducción simultánea, la auténtica, en las filas del club de los conspiranoicos.

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