Fuego amigo

La gallina de los huevos de Bárcenas

En el PP están muy contentos porque el llamado caso Bárcenas, el tesorero del partido que está siendo investigado por el Supremo por un supuesto delito de cohecho y contra la Hacienda Pública, no puede compararse con el caso Filesa de financiación ilegal que tanto daño hizo al partido socialista en la década de los noventa.

Al menos eso es lo que ellos presumen. ¡Qué suerte, estamos rodeados de presuntos chorizos, pero por fortuna no lo repartían con nadie, ni con el partido! Mariano Rajoy, fino profeta de los males que se nos avecinan al resto de los mortales, ha recogido con alivio que el Supremo apunte hacia Luis Bárcenas y el también aforado Jesús Merino, como chorizos pro domo sua, y no para enriquecer a todo el PP. Se aferra a esta teoría porque un Filesa en el Partido Presunto (PP) sería su tumba definitiva.

Pero la teoría tiene sus vías de agua. Viendo que Luis Bárcenas, a pesar de las evidencias, no dimite de sus cargos, ¿por qué Rajoy no se atreve a ponerlo de patitas en la calle? ¿Qué delitos tendrá que cometer un militante, según la doctrina Rajoy, para que el Partido Presunto destituya a uno de los suyos? ¿Qué secretos guarda Bárcenas, que ni dimite ni le destituyen, con el daño que su particular manera de hacer negocios provocaría en la imagen de cualquier otro partido?

Quizá no se trate de otra cosa que de pura estrategia. La clave estaría, nuevamente, en que desde que ha descubierto que la corrupción acarrea votos, el PP ha decidido no matar la gallina de sus huevos de oro. Si esto es así, de aquí a las próximas generales podríamos ver a toda la militancia robando como locos.

Y no por vicio, sino por disciplina y estrategia electoral. Y con la indulgencia de sus obispos de cabecera, porque, al parecer, robar no es pecado.

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