Fuego amigo

Como decíamos ayer…

ETA ha logrado su objetivo. No tanto por el número de muertos, porque para el terrorismo siempre es una cosecha escasa, sino porque ha cambiado el horizonte y las conversaciones de todos nosotros con tan sólo una bomba lapa. Y lo que es peor, ha encendido la mecha del revanchismo, de la otra España que ayer se despachó a gusto por toda la red de Internet vocifernado insensateces, pidiendo venganza, la vuelta al paseíllo y a la Ley de Talión. Objetivo cumplido. Y nosotros, inevitablemente condenados a servir de altavoz a la onda expansiva de los asesinatos terroristas.

Ayer terminaba mi post arrimando mi repulsa al atentado de Burgos. Pero está claro que los deseos jamás han servido de material fiable en manos de los aprendices de adivino.

ETA: sois una mafia de asesinos. Dicho lo cual, espero que podamos seguir hablando de otros asuntos en los días sucesivos.

Pero no. La esperanza voló por los aires, como la vida de los dos jóvenes guardias civiles. Y aquí nos tenéis a todos, nuevamente, todo un día devolviendo odio al odio de los asesinos. Justo el efecto que buscaban.
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Mi columna de hoy en Público era esta otra. Inocente de mí, me preocupaba por los animales que van a ser torturados en las fiestas de los pueblos en este agosto que comienza. Pero ya veis, hay animales y animales. Con ella os dejo a modo de meditación:

Me he enterado de que la experimentación con conejillos de Indias (cobayas) para la investigación médica tiene los días contados. Con el tiempo podrían ser sustituidos para tal fin por programas informáticos que resultarían mucho más fiables. Y ya se sabe que decir "con el tiempo" en informática es hablar de pasado mañana, poco más o menos.

Los que pensamos que el ser humano no es el rey de ninguna Creación, sino la cumbre evolutiva de la materia, y no en todos los casos, recibimos la noticia de la próxima jubilación de los cobayas con alborozo. Los que creen, como en el caso de los taurinos con los toros bravos, que una vez suprimida su función primordial los cobayas podrían desaparecer (es el argumento supremo: la Fiesta es una crueldad, pero se hace por el bien de la especie, para que los toros bravos no se expongan al abismo de la extinción, como ocurre con los asnos), imagino que comprarán jaulas donde criar conejillos y torturarlos con jeringuillas, como banderillas, mientras les gritan olé, mi niño, qué arte.

Ahora que estamos a punto de estrenar agosto, los pueblos de mi España ¡Paña! compiten en festejos taurinos y otros animales varios, que no siempre son los espectadores, sino cabras, gansos, gallos... generalmente con subvenciones oficiales para que no quede la menor duda de que desde la política se apoya (como una olla) la cultura.

Pero la cultura agoniza. Si hemos sido capaces de inventar un software que simule las reacciones de un cobaya, ¿no nos acecha el peligro de que pronto sólo precipitemos cabras desde campanarios simulados por ordenador y toros que sangran apenas millones de bits?

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