Fuego amigo

Para El País no hay Mayor Oreja que la de Zapatero

Considerando que el futuro de la humanidad, encarnado por las generaciones más jóvenes, se encuentra en manos de las generaciones más viejas, las que tenemos por delante más pasado que futuro, debería haber consenso universal en que la mejor inversión es la educación.

Quizá haya acuerdo en que esa es la inversión más rentable a largo plazo, aunque cada uno entiende por educación lo que mejor aprovecha para su convento. Para el defensor del pueblo habría que volver al tratamiento de "usted" en las escuelas. Para el rey Juan Carlos, es necesario un consenso entre los partidos para devolver la autoridad al profesor en la escuela, sea o no tratándole de usted.

Pero de nada vale que enseñemos a los niños a cruzar los semáforos en verde si luego los adultos nos los saltamos en rojo. Es lo que ocurrió en el Senado hace un par de días. Mientras medio país lamentaba la barbarie de la fiesta del toro de La Vega, torturado a lanzazos, sus groserías los señores senadores del PP, capitaneados por el jefe del circo, Pío García Escudero, pedían en el Senado la oreja de Zapatero, agitando periódicos y folios blancos, parodiando la nube de pañuelos de los aficionados en la plaza de toros. Unos hablando de cómo mejorar la educación de los jóvenes, mientras sus groserías los senadores se ciscaban en las instituciones entre risotadas.

Si hubieran esperado un día, tan sólo un día, habrían tenido en sus manos el periódico adecuado para agitar contra Zapatero: al día siguiente de la algarada de sus groserías (quizá debería decir sus fechorías, de tanto imputado que se encuentra entre sus filas), el diario El País les brindaba el pañuelo de un editorial demoledor contra Zapatero, ese presidente que tuvo la osadía de negarle al Grupo Prisa la exclusiva, a perpetuidad, de la televisión de pago.

Así que, de ahora en adelante, para el diario El País, antes Pais, antes independiente de la mañana y hoy periódico global en español, antes acaparador de los favores socialistas y hoy valedor de la carrera política de Ruiz Gallardón, antes de Polanco y hoy de Cebrián... para El País cambiante, digo, ya no hay Mayor Oreja que la de Zapatero.

¡Qué casualidad, igual que el PP!

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Meditación para hoy:

Para El País no hay Mayor Oreja que la de Zapatero

Sí, es él. Se ha cortado la melenita y se ha afeitado aquel bigote, híbrido de los de Hitler y Groucho Marx. Si a ello unimos que se trabaja el cuerpo con el ímpetu y dedicación de un adolescente, el personaje empieza a suplantar definitivamente a su caricatura.

En las prácticas de imagen personal se suele alertar a los alumnos sobre los pequeños rastros que van dejando en su lenguaje corporal los que tienen una aventura fuera de la pareja. Los hombres, por regla general, somos más vulnerables. Ellas empiezan a sospechar de la infidelidad cuando el gualdrapa de su chico de pronto se preocupa por los tomates en los calcetines o si le huele el aliento, por los calzoncillos que están dados de sí, o el brillo de los zapatos, o la raya de los pantalones, o el cambio de colonia, y en general por un aseo corporal hasta entonces inusitado.

Dios me libre de pensar que el hombrecillo insufrible anda en aventuras. O que antes era un guarro. Pero me temo que tanto su mujer como Mariano Rajoy y las siete plantas de Génova 13 sufren en silencio, como las almorranas, tanta transformación y tan sospechosa. Al tiempo, si no.

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