Fuego amigo

Hay un policía ahí afuera esperando

Algo grave está pasando: Aznar da una conferencia en italiano, en una universidad católica, por supuesto, en la que extiende a toda Europa el apocalipsis, no por la amenaza de la gripe aviar o el cambio climático como lo demuestran extraños huracanes que azotan media Europa, tal como insinuaba ayer, ni siquiera por la posible catástrofe de que un día pueda gobernar España el líder de la extrema grosería española, Mariano Rajoy, sino porque el abandono de los valores tradicionales (cristianos, por supuesto), la condescendencia con otras civilizaciones (esas bobadas de ZP) y el ataque a la familia con la legalización del matrimonio homosexual están desarmando moralmente a Europa donde ya reina el nihilismo.

Bueno, nada nuevo en la dialéctica de la derecha meapilas. Lo bueno no es lo que dijo el hombrecillo insufrible que se compró una plaza de profesor en Georgetown, sino cómo lo dijo. No os lo perdáis. Si queréis una buena ración de endorfinas para comenzar el día, entrad en la página cadenaser.com y escuchad sus declaraciones. Aquel "estamos en ellou", que daba fe de su dominio del acento tejano cuando todavía cultivaba la amistad de los Bush allá en el rancho grande, ha quedado superado por esta conferencia con una perfecta imitación del Papa, en el fondo y en la forma. Aunque Aznar ya no da conferencias, nos regaña, como su representante en la Tierra, Mariano Rajoy, español y mayor de edad.

Pero mientras supongo a los asistentes a la conferencia de Aznar descojonados por la imitación perfecta de Su Santidad, aquí en la Tierra, más concretamente en un lugar de Andalucía de cuyo nombre no me acuerdo, el presidente de su partido se conformaba con la enumeración de desastres más pequeños, más caseros, como, por ejemplo, que en España estamos en una situación que "ni Stalin", chico. Y mientras esto decía, la policía aguardaba fuera, por cortesía, a que acabara el almuerzo/mitin de exaltación de la moral patria para detener a uno de sus invitados, el alcalde popular de Alhaurín el Grande, Juan Martín Serón, un presunto delincuente acusado, entre otras cosas, de delitos (¡cómo no!) urbanísticos.

Ya véis, uno obsesionado con los gays y las raíces cristianas, y el otro, con la rendición del gobierno ante ETA, mientras ZP les ponía los cuernos metiéndose en la cama con Ibarretxe para hacer sabe dios qué marranadas de pactos secretos.

Aunque Zapatero se niega a ver que su matrimonio de conveniencia con el PP no está roto del todo. Y vuelve a insistir en la convocatoria de la mesa del Pacto Antiterrorista con un socio que no se cree ni desea ningún pacto, y menos uno antiterrorista. El resto de los partidos del llamado arco parlamentario ya se han cansado de bailar al son que toca el primer partido de la oposición. Han hecho una especie de huelga de debates caídos ante las nuevas propuestas de Rajoy, propuestas que son exigencias, continuando con el fino estilo de hacer amigos por parte del líder de la grosera oposición. De ahí que Rajoy piense que ni Stalin haría tal cosa, semejante desprecio al parlamentarismo, aunque sea al parlamentarismo filibustero empleado por los populares.

Bueno, qué digo Stalin, un estado fascista puro, como suelen decir los etarras, a grito pelado, cuando los detiene la policía, ese momento suyo de gloria que media entre la salida del lugar de detención y su introducción en el coche policial. El alcalde de Alhaurín debía tener muy claro que ese es un momento estelar en los telediarios, y al igual que los etarras, a los que tanto aborrece pero de los que tanto aprenden estos chicos, lanzó su grito desesperado para denunciar su bárbara, injusta y desproporcionada detención: "No van a por mí, van a por el PP", mintió al menos tres veces, como el apóstol Pedro, antes de que le metieran de cabeza en el vehículo policial.

Ante este nuevo suceso de corrupción (esto va a ser un no parar de aquí a unos meses), ¿no le salía más a cuenta a Mariano Rajoy, español y mayor de edad, establecer un gran pacto con todos los partidos para barrer de casa la mierda del cohecho y el soborno generalizados, que tanta desesperanza están sembrando en los ciudadanos españoles? Claro que una vez rotos todos los puentes con la cordura, parapetado tras una extensa colección de insultos al presidente del gobierno, su interlocutor natural, incapaz de ponerse de acuerdo en la lucha vital contra los que nos ponen bombas y nos asesinan, ¿cómo va a plantearse un mínimo acuerdo contra la corrupción?

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