Fuego amigo

Una profesión de riesgo

Los políticos tienen una parte de representación pública, obligada por el cargo, que a veces les somete a situaciones harto comprometidas. Recordemos a la vicepresidenta Fernández de la Vega asistiendo en Níger a un Encuentro España-África "Mujeres por un mundo mejor", fotografiándose con un rico empresario polígamo... y sus tres sumisas esposas.

Rouco Varela tuvo que tragarse el sapo de casar al futuro rey de España (si la III República no lo remedia) con una divorciada. Todo sea por la pasta. Claro que, años antes, en Compostela, había dado muestras de su grosería mística habitual, cuando en la inauguración del año Santo Compostelano le advirtió amenazante en misa al presidente del gobierno aquello de "el laicismo quiere marginar la dimensión religiosa", y "el matrimonio heterosexual es la base ineludible de la familia".

Diréis que le está bien a Zapatero por meterse en la boca del lobo, pero en realidad el presidente no estaba en misa sino en un acto institucional. La falta de tacto legendaria del cardenal Rouco le impidió ver que la presencia de Zapatero en la catedral constituía una deferencia, una cortesía que no se merecía una respuesta tan descortés. Claro que nos está bien, por permitirles creer que las catedrales son de su propiedad.

Ahora sabemos que Obama ha invitado a Zapatero a un Desayuno de Oración Nacional, un acontecimiento anual que se celebra desde hace medio siglo, auspiciado por una secta secreta, que recuerda a la del Opus Dei, llamada, en feliz coincidencia con el acontecimiento de Santiago, The Family (La Familia). Suena a mafia calabresa. Y los medios de la derecha disfrutan ante la perspectiva de una situación tan absurda, porque aquí ya no vale quedarse sentado, como cuando desfila la bandera de los EE.UU.

En verdad os digo que la de presidente del gobierno es una profesión de riesgo, sobre todo para sus neuronas. Y no sólo por las amenazas de ETA, como presume José María Aznar.

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