Fuego amigo

Jueces con brillo prestado

El descubrimiento ha cumplido ya más de dos siglos, y no cesa de confirmarse desde entonces: "el patriotismo es el último refugio de los canallas." Todo golpe de Estado es llevado a cabo por patriotas, porque la patria, lejos de ser un lugar físico, es un concepto manipulable, en el que caben infinitos ingredientes, mezcla de racismo, religión, tradición y privilegios. Así que los golpistas no tienen más que invocar cualquiera de sus partes para justificar una acción armada en defensa de ese todo difuso que es su patria. La patria no les merece, pero ellos creen merecérsela toda.

El corporativismo no es otra cosa que la patria chica de los profesionales que reclaman el prestigio que no se merecen, escudándose en la defensa de sus intocables instituciones. Ante el levantamiento de la veda de los curas pederastas, el Vaticano se defiende acusando a los medios de comunicación de promocionar una ataque contra la Iglesia Católica. Si un juez destapa un entramado de corrupción que apesta a financiación ilegal del PP, la mejor defensa es considerarlo un ataque injurioso a su partido, no a los chorizos a los que ampara.

En fin, si un juez del tribunal Supremo, sospechoso de animadversión personal contra Baltasar Garzón, admite a trámite contra él una querella de grupos fascistas que en una democracia sana deberían estar prohibidos, la crítica a ese juez y al resto de jueces que lo secundan, sospechosos de compadreo con la ultraderecha, es considerado un ataque al Tribunal Supremo.

Se creen estrellas, cuando no son más que planetas. Su luz no es propia, es prestada. Por eso les aterra quedar en la sombra si el brillo que reciben del sol del Tribunal se apaga.

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