Fuego amigo

Nos gastamos el dinero en psiquiatras

La economía global es como el agua. Mientras se encuentre a distintos niveles, estará en continuo movimiento hasta que se igualen las presiones. En el primer mundo seguimos soñando con que podemos poner diques a la inmigración, en un intento vano de parar el flujo de los que nada tienen hacia las sociedades opulentas.

Cuando el caudal es excesivo, hay que acabar desembalsando para que los diques no revienten. La deslocalización de las multinacionales, una forma de emigración de los capitales a los lugares donde pagan sueldos de miseria y los costes de fabricación son irrisorios, hace que el agua acabe vengándose y fluya de vuelta: un coche fabricado con sueldos de Korea acaba repercutiendo irremediablemente en los salarios de los obreros de Detroit.

Así, de vez en cuando nos descubren que nuestros gadgets favoritos (consolas, teléfonos móviles, equipos de música, zapatillas deportivas, ordenadores...) fueron fabricados casi con mano esclava, cuando no con pura explotación infantil.

Ahora conocemos que el fabricante taiwanés de los famosos iPhone de Apple está contratando a psiquiatras, con un sueldo de hasta 75.000 dólares al año, para que intenten remediar la ola de suicidios entre sus trabajadores, ¡unos obreros que ganan al año 1.750 dólares!

Y yo me pregunto, aún a riesgo de parecer completamente idiota: ¿Se necesita un psiquiatra para investigar por qué hay tantos suicidios entre trabajadores que ganan 145 dólares (125 euros) al mes, con jornadas de diez y doce horas, y que duermen en dormitorios colectivos, como obreros gallinas ponedoras estabuladas?

¿Quién es más tonto, el jefe o el psiquiatra que acepta el encargo?

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Meditación para hoy:

Cuando escuchas a Esperanza Aguirre, presidenta de la Comunidad de Madrid, condesa consorte de Murillo, propietaria de una fortuna inmobiliaria que se resiste a dar a conocer, con un sueldo de más de 110.000 euros anuales... cuando escuchas, digo, a esta dama decir que es "pobre de pedir", piensas que todo lo que vendrá después será puro humor negro.

Y así es. Ya nos habíamos echado unas risas con ella hace años cuando aseguraba que le costaba llegar a fin de mes. Por mucha menos provocación empezaron algunas revoluciones, pero a nosotros nos dio por reír.

Este mimetismo con la causa de los pobres debe ser consustancial a la nobleza. Sentirse pobre en el yacuzzi perfumado de menta y hierbabuena debe de relajar mucho la tensión. Es más o menos lo que le ha ocurrido a la duquesa de York (nada que ver con la de Jabugo), a la que han pillado en un intento de cohecho y tráfico de influencias porque dice estar muy mal de dinero.

Lo que más odio de la crisis es esta falta de respeto con el señorío y la tradición.

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