Fuego amigo

Propongo un colocón universal

Esto es un sinvivir. Unos días tenemos los brotes verdes a punto de ensalada, y al día siguiente alguien se pasa con el vinagre y la sal, y lo echa todo a perder. Resulta ahora que la bancarrota amenaza a todos por igual. Ya no hay país que se libre de una dieta de adelgazamiento del gasto público si quiere conservar la salud. Ni Reino Unido ni ahora Alemania, países ambos que parecían tan saludables, a quienes el doctor ha recetado una dieta salvaje, cuatro o cinco veces la prescrita para España. Si aquí bajamos hasta un 5% el sueldo de los funcionarios, en Alemania simplemente suprimen el puesto de 10.000 empleados públicos. Algo más que una dieta. Pura cirugía.

Pero de las depresiones sólo se sale con ilusión. Así que, como no soy economista, y teniendo en cuenta que sólo el Mesías Mariano Rajoy conoce el secreto de nuestras salvación, quiero arrimar el hombro proponiendo un colocón colectivo que haga más llevadera la espera del fin del mundo. Busquemos alivio en la madre naturaleza, capaz de ofrecer un remedio para cada mal: a falta de brotes verdes, hongos alucinógenos.

Mis amigos me hablan de la existencia de uno, el Psilocybe cubensis, ideal para estos casos, pues está encuadrado entre los hongos llamados enteógenos, un neologismo que significa "inspirado por los dioses". Tiene el mismo efecto alucinógeno que la hostia de los católicos, pero funciona también con los ateos.

Al parecer, según la Wikipedia, con 8 mg. de psilocibina, la sustancia activa, se consigue una magnífica sensación de relax físico y mental y hace percibir el entorno con optimismo. Ya que viene el fin del mundo, que nos pille en una juerga universal, en brazos de los dioses.
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Meditación para hoy:

Todos cuantos habéis tenido niños a vuestro cargo sabéis el tiempo y el trabajo que demanda su educación. Tengo para mí que los hijos están mucho mejor preparados para ser hijos que los padres para ser padres. Los hijos vienen perfectamente diseñados para el aprendizaje mediante el método de prueba/error. Sólo hay que tener sumo cuidado con alejarlos de los enchufes y de los precipicios, porque hay errores que no tienen vuelta atrás.

En lo que más destreza muestran es en la prueba de fuerza, en saber hasta dónde estamos dispuestos a consentir. Ellos siempre nos están probando, indagando dónde se encuentran los límites. Esto caca, esto sí, esto no, no quiero comer, no quiero ir al cole... La educación es pura represión, y la mejor manera de criar un salvaje es consentirle todos sus deseos.

Imaginad que vuestro hijito Israel asalta un barco de cooperantes indefensos y asesina a quemarropa a unos cuantos. ¿Lo castigaríais duramente o simplemente le regañaríais con el consabido caca, niño, eso no se hace?

Educación, pedagogía es lo que nos falta. Porque si a los dos días Israelito repite los secuestros y obtiene de sus educadores una respuesta tibia, tened por seguro que algún día acabará matando a sus padres. Son los gajes de la moderna educación. A fuerza de consentirles todo estamos criando unos verdaderos nazis.

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