Ahora que José María Fidalgo, anterior dirigente de CCOO, sopesa afiliarse al PP, hay que extremar las precauciones, guardarse de las malas compañías y cuidar mucho con quién te haces las fotos. Cándido Méndez, líder de UGT, no quiere este año hacerse la foto ya clásica con Zapatero en la fiesta minera de Rodiezmo, tres semanas antes de la huelga general. Un palo para el secretario general del PSOE, porque un minero para la izquierda es como un pobre para la derecha en el franquismo: "sienta un pobre a tu mesa", se decía, lo que tendría una versión modernizada en "levanta el puño en un mitin con un minero".

Porque si ya es difícil ser presidente de gobierno en el fragor de una crisis económica brutal, no os digo nada del papelón de un dirigente sindical al que le explotan huelgas a su paso sin saber quién es el francotirador y su pedigrí obrero y sindicalista. Por ejemplo, la huelga del Metro de Madrid, a punto de finalizar, pilló a ambos sindicatos mayoritarios con el pie cambiado, obligados a bendecir in extremis las lentejas que los huelguistas habían decidido en asamblea.

Y no digamos nada con la huelga/enfermedad de los controladores aéreos de Barcelona y Valencia, un tercio de ellos de baja porque dicen estar muy estresados. Aquí el dilema que se les presenta a los sindicatos no es ya definir el derecho a la huelga y acotar los límites de la lucha. En este caso todavía queda por resolver algo mucho más sustancial: si el señorito controlador aéreo pertenece o no a la clase obrera.

Fernández Toxo, de CC OO, lo apuntaba ayer con amargura: "deberían ser más solidarios (...) e incorporarse a la lógica de la lucha sindical". La lógica, siempre a vueltas con la lógica.

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Meditación para hoy:

Cuando lo leí, creí que el chiste era la noticia misma. Hoy, Antena 3 Televisión estrena, en horario de máxima audiencia, un programa en el que los políticos cuentan chistes. Por allí pasarán Fraga Iribarne, Artur Mas, Duran i Lleida, Carod Rovira y Antonio Basagoiti, entre otros. Saldrán a escena a contar chistes, al estilo del inolvidable Eugenio, aquel cómico que decía "saben aquel que diu...", escondido detrás de un cubata y un cigarrillo.

Algunos amigos míos, escandalizados, me han soltado toda la retahíla de tópicos al uso, entre los que sin duda se lleva el primer premio "aquel que diu": "¿Un chiste?, pero si todos los días los políticos nos cuentan un chiste..." Pues mira por dónde, a mí me encanta ver a los personajes públicos fuera de contexto, sea un ministro de Franco o el Papa, porque es una forma de conocer que también ellos son humanos, fuera de su papel estereotipado. Ya sea contando chistes o saliendo del armario. Por eso creo que el día en que actúe Fraga la risa está asegurada.

Si le entiendo, claro.