Fuego amigo

Ella está en el mercadillo

En la tertulia que habéis mantenido este fin de semana, Secuoya, para reivindicar un sistema de vida menos consumista, decía lo siguiente: "Aunque no tenga posesión ni de una casa, ni de un coche, ni de una tele de plasma, y me vista en el mercadillo de los jueves tan ricamente, porque resulta que la ropa del mercadillo es más barata y dura más".

Me recordó a mi mujer, que profesa un fervor desmesurado por el ahorro (siempre le digo que lleva camino de ser la más rica del cementerio), es decir, NO tener un buen ordenador, NO tener un buen coche, NO tener una buena mansión, NO tener un buen televisor de plasma, NO tener nunca un yate... y en cambio, disfrutar de la ropa de mercadillo como pija Spice Girl en Vuitton, mientras el banco donde guarda sus ahorros agradece todas las mañana sus curiosos placeres en forma de donativos a tan menesterosa entidad bancaria.

Aún a riesgo de que Secuoya sea mi santa disparando desde otro ordenador, debo reconocer que algo tienen los mercadillos que le transfiguran el semblante, como ladrón que acaba de lograr un gran botín (hablando de banqueros). Teníais que verla enseñándome un vestidito de algodón, forrado y todo (según me ha hecho notar reiteradamente) ¡por 2 euros! Era una mirada... ¿cómo os diría?... triunfal, como de haber engañado al vendedor de falsos loewes, vuitones, chaneles, diores... ¡por 2 euros!

Luego le enseñé esta página http://www.solidaridad.net/vernoticia.asp?noticia=936, y se fue huyendo a comprar unas sandalias menorquinas a tres euros, maldiciendo por lo bajo, echándome en cara que todo ello es una estrategia mía para que cambiemos de coche.

Todos esos trajes, zapatos deportivos, bolsos, sombreros, cinturones, camisetas cuyos precios disputa al vendedor para que le rebaje 50 céntimos, proceden de sueldos de esclavitud, de abusos sexuales, de utilización de mano de obra infantil. Como dicen en el preámbulo: "El libro negro de las firmas de marca. ¿No es la hora de declararles el boicot? Aunque molestaría a I.U.... China y Vietnam son los países favorecidos por las grandes marcas norteamericanas por su estable orden político, la prohibición de sindicatos, el bajo coste de vida y la casi inexistencia de impuestos. ha cooperado además con los regímenes militares de Argentina, Brasil e Irán durante los años 70 y 80 con el fin de construir diferentes centrales nucleares".

Otra vez la puta realidad poliédrica. Resulta que da lo mismo que compres ordenadores, teléfonos y consolas, fabricados o ensamblados en el cuarto mundo, que un vestidito muy mono. O que creas que estás consumiendo producto nacional, con sueldos y condiciones laborales certificados por nuestros atentos sindicatos, cuando resulta que, gracias a la deslocalización, conseguimos mantener precios competitivos aprovechándonos de la miseria de países del extremo oriente o de Latinoamérica.

A ver qué me trae hoy del mercadillo mi deslocalizado coronel.

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