Fuego amigo

No me mande más manifestantes

Lo contaba Caro Baroja, y lo desmentía años después Ramón Serrano Súñer, amparándose en su conocida falta de memoria histórica. Eran los años de postguerra, y el régimen había montado una de sus periódicas manifestaciones "espontáneas" ante la embajada de Gran Bretaña para reivindicar Gibraltar, el santo que sacaba a pasear el franquismo cuando necesitaba meterse en vena una dosis de nacionalismo fascista.

El cuñadísimo Súñer había llamado por teléfono a Samuel Hoare, embajador en España, ofreciéndole cínicamente más policías para defender la embajada asediada a pedradas por supuestos estudiantes; a lo que el inglés contestó: "no me mande usted más guardias, prefiero que me mande usted menos estudiantes".

El invento es una especie de diplomacia paralela, utilizada por todos los regímenes totalitarios, que preserva el diálogo oficial entre los países implicados. En los recientes sucesos de la base española de Afganistán en la que murieron tres militares, los talibanes montaron a los pocos minutos una revuelta violenta y "espontánea de ira popular" contra el invasor.

Marruecos está a punto de elevar al rango de obra de arte este procedimiento. Lo hizo en los incidentes de la aduana de Melilla, y lo bordó "con la cólera legítima de la población" (sic) contra los manifestantes españoles en favor de la autodeterminación del pueblo saharaui.

Zapatero, atrapado en China, ejemplo de país totalitario, enviaba el mensaje de que los españoles apaleados estaban entorpeciendo la diplomacia oficial. Poco menos que les estaba bien empleado por meterse donde no les llaman. Un recado vergonzoso al sátrapa marroquí de que España no le estaba enviando contramanifestantes. Que se trataba tan solo de unos locos románticos que todavía creen en los derechos humanos.

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Meditación para hoy:

Ya lo sabemos. Ya sabemos que la política es el arte de lo posible. Pero resulta muy doloroso ver a Zapatero defendiendo desde China (¡el dueño de un 10% de nuestra deuda!, donde las manifestaciones populares son aplastadas literalmente por los tanques militares) el derecho de Marruecos a aplastar manifestaciones "ilegales" que tan sólo piden que se respeten las resoluciones de Naciones Unidas.

Puede que el arte de lo posible cada día nos haga más ricos, pero seguro que también nos hará mucho más cínicos.

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