Fuego amigo

El delito y sus circunstancias

Comentaba el otro día la importancia del contexto. Porque dependiendo del contexto, actuaciones que en la vida diaria no tendrían apenas importancia, como decirle a alguien que se vaya ¡a la mierda! (un abrazo donde estés, Labordeta) puede acarrearnos consecuencias graves si se lo dirigimos, por ejemplo, a un juez en medio de un juicio.

El fútbol es uno de esos lugares donde mandar a un rival al hospital de una patada bien dirigida sólo tiene consecuencias... ¡laborales!  Por mucho menos puedes acabar durmiendo en comisaría si el "contexto" es la acera de la entrada al estadio. Pero en el campo de fútbol puedes dejar inservible durante tres semanas a una fuente de producir dinero tan valiosa como Leo Messi, que todo se disculpará con el fragor de la contienda.

Cuando Labordeta mandó a la mierda a los diputados de la derecha que le insultaban, ridiculizaban y menospreciaban, sabía que el contexto le exculparía de un exabrupto, porque el hemiciclo disfruta de las extrañas prerrogativas de un campo de fútbol, donde al terminar todos son amigos aunque minutos antes se hayan llamado perro judío, hideputa o cómplice de los terroristas.

Ayer, desde la bancada popular del Congreso se volvía a acusar a Rubalcaba, y al gobierno al que pertenece, de gravísimos delitos, como son el formar camarillas policiales para perseguir sólo a miembros del PP o, lo que todavía es peor, fabricar pruebas falsas para incriminarles.

Ya sé que no son modales, y que puedo caer en el pecado de incitación a la violencia, pero se me disculpará porque estoy "en mi contexto". Por eso pregunto: ¿no ha pensado el señor Rubalcaba que, en vista de que todo vale, podía acercarse al pedazo de facha que le incrimina, darle un par de hostias bien dadas, y quedarse tan a gusto?

Yo, por dos semanas de vacaciones de castigo gratis sería capaz de eso y más.

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