Fuego amigo

No es por el huevo, es por el fuero

Yo tenía un tío que utilizaba el taxi para ir a las rebajas. No le importaba gastar 20 euros en el viaje aunque sólo ahorrase 15 en las compras. A mi tío no le importaba la incongruencia porque era un firme defensor del fuero (el placer de las rebajas) aunque el huevo acabase costándole un huevo.

Me recordaban a mi tío las negociaciones maratonianas entre sindicatos y ministerio de Fomento para fijar los servicios mínimos en los transportes públicos para la huelga general del 29. Tan sólo en el último tramo de la negociación, terminada a altas horas de la madrugada, trabajaron 11 horas seguidas, o sea, un huevo, después de otras decenas de horas de negociación anteriores, para asegurarse el derecho a no trabajar el día 29. Es la vieja trampa de las pensiones: tenemos derecho a ellas si antes cotizamos trabajando como negros un huevo de años.

Mi mujer compró semanalmente durante 20 años el mismo número de lotería. Lo único que le tocó en esos años fue el lotero, un poco besucón él. Así que un buen día decidió que le tocase yo mientras ella guardaba puntualmente 20 euros cada semana en una hucha. El resultado es que, desde entonces, ha ganado un huevo a la lotería a fuerza de no jugar.

Así que, volviendo al principio, el caso es que hay que agradecer a los sindicatos su paciencia, su todudez y las horas invertidas para pactar, no ya unos servicios mínimos sensatos, sino para asegurar una jornada de huelga libre de enfrentamientos y tensiones innecesarias.

Justo lo que el PP pretende desbaratar. Como sabe que la crispación social juega a su favor, en Madrid, ante la perspectiva de un éxito sindical, el gobierno de Aguirre se ha negado a pactar servicios mínimos. Así, el marrón de los posibles disturbios se lo cargarán a la cuenta de ZP. Todo por la patria.

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