Fuego amigo

Quién es realmente el enemigo

(Esta es la columna que hoy publico en Público –y no es un juego de palabras-, destinada, obviamente, a los lectores del periódico de papel. Os la dejo aquí, cruda, sin tocarle una coma, porque hoy es fiesta de guardar)

Me estás leyendo hoy, pero no es más que una ilusión óptica: forma parte del espejismo de la prensa escrita en papel. Una prensa que, a fuerza de mentir, miente hasta en la fecha, porque las noticias son siempre, por lo menos, del día anterior. Como el horizonte, que nunca es de aquí, siempre está allí delante de tus narices, aunque viajes a la velocidad del rayo hacia él: el horizonte también se mueve a la velocidad de rayo.

Esta también es una columna del día anterior, sobre todo muy anterior al famoso "día siguiente", que es ese día en que todos echamos cuentas en que el día siguiente del anterior fue un éxito para todos, para los convocantes de la huelga, para el gobierno, y para los sufridores que financian con parte de su sueldo el mantenimiento de un concepto irrenunciable: que un fracaso de los sindicatos sería un fracaso colectivo, abandonando a la deriva la fuerza de la clase trabajadora ante un capitalismo sin fronteras depredador.

Por si te has perdido con lo anterior, te digo lo siguiente: que esta columna la escribí ayer cuando no tenía ni idea de lo que estás pasando hoy en medio del fregado de la huelga general.

Te la escribí ayer para poder holgar hoy, como los panaderos en Nochebuena y Fin de año, que amasan y cuecen el doble de pan el día anterior para mantener la ilusión de que ellos también tienen derecho a coger la cogorza colectiva navideña.

Pero los medios de comunicación no tenemos derecho a cogorza, aunque sí a resaca. Debemos disimular, porque hoy también trabajamos para levantar acta de si tú has trabajado, o has holgado, o te ha partido la cara un piquete, o si, por fin, el gobierno ha tomado nota de quién es realmente el enemigo.

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