Fuego amigo

El mercado de la charcutería política

La derecha más recalcitrante y la izquierda revolucionaria tienen, al fin, un punto de encuentro: ambas coinciden en que la policía española utiliza métodos ilegales, tanto para perseguir a los criminales como para arrancarles una confesión.

Con el suceso conocido ayer de una nueva redada contra la corrupción urbanística en el ayuntamiento de Murcia, gobernado por el PP, el vicesecretario general de ese partido, Javier Arenas, continuó la senda de acusaciones por las que camina medio Partido Popular, acusando a la policía de plegarse a las órdenes de un gobierno que utiliza una "doble vara de medir" a la hora de investigar la corrupción. Inmediatamente la Cospedal tomó el relevo para repetir su vieja teoría de la conspiración de todos los estamentos del estado contra su partido.

Ya no ponen en duda que son unos chorizos, sino que la policía, y los fiscales, y los jueces hacen la vista gorda con los chorizos de los otros partidos. Algo así como una transgresión intolerable de las reglas de la competencia en el mercado de la charcutería política.

Esa es la ración diaria desde la derecha. Desde la izquierda, el gobierno bolivariano de Hugo Chávez acusa a nuestros policías de malas artes ("amenazas contra seres queridos o bien recompensas") para arrancar confesiones de etarras que incriminan al régimen venezolano de colaborar con organizaciones terroristas, como ya en su día había investigado Garzón, otro caído por el fuego cruzado de ambos bandos.

A mí me cayó más simpática la reacción de Evo Morales que todos pudimos ver a ayer en el video más visto en la red. En un partido de fútbol entre su gobierno y la alcaldía de la Paz (en la oposición) se vengó de una patada en la espinilla propinando un rodillazo en la entrepierna a un contrario. Él, criado en las calles de las villas miseria, sabe que de los jueces árbitros y policías poca justicia se puede esperar.

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